Aunque tienen diferentes personalidades y sus caminos e intereses difieren en algunos casos, Miguel Henrique Otero, Teodoro Petkoff y Alberto Federico Ravell se constituyen en la actualidad en una referencia obligada en Venezuela cuando se examina la condición política, periodística y democrática del país.
Por encima de toda la crítica y de los errores que hayan podido cometer, los tres son demócratas consumados y, en consecuencia, verdaderos ejemplos de personalidades venezolanas que creen y practican las libertades ciudadanas en las esferas en las cuales participan, especialmente en un área común donde convergen: el ejercicio del periodismo.
Distintos de carácter, MHO, Petkoff y Ravell dirigen tres dignos y prestigiosos medios de comunicación social como son los diarios El Nacional, Tal Cual y La Patilla donde ellos personalmente con sus respectivos y valientes equipos de periodistas, promueven y cultivan el derecho a la información, específicamente la libertad de expresión, actividad profesional que han querido transformar en una actividad subversiva al ser la causante, sin querer, de una profunda urticaria a un sector del país, ese sector oficialista dirigido por Nicolás Maduro (y su soldadesca con Diosdado Cabello al frente) quien se cree dueño de Venezuela y de nuestro destino.
MHO, Petkoff y Ravell representan en la actualidad el libre albedrío, la libertad de pensamiento de los venezolanos y esa es la imagen que encarnan y que, quiéranlo o no, proyectan individual y colectivamente.
Los tres, con sus diarios y sus periodistas, asumieron el compromiso de informar a todos los venezolanos sin distinción alguna y ese compromiso se convirtió hoy día en el gran reto porque entre los pocos medios que se mantienen firmes, de pie frente a las constantes amenazas del régimen, El Nacional, Tal Cual y La Patilla cumplen su labor de hacer fluir la libertad de expresión, cueste lo que cueste por encima de las amenazas, las multas, las prohibiciones y los procesos judiciales.
MHO, Petkoff y Ravell y su gente están siendo atacados desde el tiempo de la presidencia de Hugo Chávez y desde múltiples frentes; pero ahora, en tiempos de Maduro nuevamente asoman contra ellos las baterías del Poder Judicial para intentar doblegarlos, cerrar sus medios y aplicar el reino de las tinieblas informativa en Venezuela.
Porque ciertamente se está produciendo una nueva embestida desde el frente militar comandado por el oficial del Ejército Diosdado Cabello, quien etiqueta a los tres editores de enemigos cuando a todas luces se sabe que el verdadero enemigo de la ciudadanía venezolana es ese intento de censurar la libertad de expresión, acción contra la cual nadie en este país debería quedarse callado porque nos afectaría a todos, todos.
La feroz arremetida contra MHO, Petkoff y Ravell es necesario entenderla en términos de un nuevo intento de acabar con el espíritu democrático de los venezolanos, en este caso contra una de las libertades más importantes para el ser humano como es la libertad de expresión, componente clave de la democracia contemporánea.
En este caso se produce en una coyuntura especial: la proximidad de las elecciones parlamentarias que son el gran miedo de Maduro y Cabello de perder el control de uno de los Poderes clave como es el Poder Legislativo de donde saldría ipso facto de la presidencia el célebre conductor de Con el Mazo Dando.
Ante unos medios del Estado convertidos en medios del gobierno puestos al servicio del Psuv que nadie los ve, los oye ni le y mucho menos cree (porque ni siquiera les creen los propios chavistas), los medios independientes privados se han convertido en el canal idóneo para divulgar espeluznantes casos de corrupción boliburguesa y acusaciones sobre narcotráfico contra personalidades del régimen.
Pero además, los medios privados como El Nacional, Tal Cual y La Patilla han servido de canales de expresión a ese sector chavista que, al igual que todos en general, está pasando una verdadera penuria para conseguir alimentos, medicinas, repuestas y, en fin, toda clase de productos, además que se le confinó a no viajar al exterior.
Igualmente, los medios privados donde se practica el verdadero periodismo que permite la denuncia y se desenmascara la mentira, han logrado que la mayor parte de los venezolanos los siga, les crea y confíe en ellos, frente a aquellos otros de tendencia oficialistas donde el periodismo hace rato fue sepultado para darle paso al ejercicio de la propaganda, de las desmedidas loas al régimen y a quienes detentan el poder político.
Eso es lo que incomoda a Maduro y Cabello, la parte correspondiente al ejercicio del buen periodismo por parte de los editores y medios como El Nacional, Tal Cual y La Patilla que permite descubrir la verdad entre una maraña de mentiras oficiales repetidas y bombardeadas continuamente a través de los medios oficiales y en los cientos de mensajes radiales y televisivos difundidos por exigencia de la Ley Resorte.
Nos gusten o no nos gusten las personalidades o estilos de MHO, Petkoff y Ravell y a veces discrepemos de sus posiciones, lo evidente, urgente y necesario en este caso es que debemos cerrar filas en torno a los tres editores porque en última instancia la dupla de Cabello y Maduro están sencillamente tratando de aplicar la más férrea censura con el apoyo de determinados jueces del Poder Judicial para acabar con el periodismo, la libertad de expresión y el espíritu democrático de quienes nos sentimos ciento por ciento venezolanos, de obra y corazón.
@exequiades