En Venezuela la “clase media” es la que más está sufriendo, pero los pobres suspiran por ella. Esto es incomprensible para un marxista, para quien las clases son dos, la proletaria explotada y la burguesa explotadora, enfrentadas a muerte sin término medio. Para ellos “clase media” es apenas un “entre tanto”, un “por ahora”, una pasarela por donde algunos vergonzantes proletarios en ascenso, renegando de su clase, se quieren pasar al enemigo. Por eso un par de ministros de la revolución han advertido sobre esta condición traidora (aunque tal vez sin maldad) de la clase media y el cuidado necesario para que los pobres al mejorar no se “aburguesen”, ni traicionen a su clase, cosa que ocurre fácilmente con un buen trabajo, vivienda, carro, TV, celular e Internet y con paseos a centros comerciales capitalistas o a los paraísos engañosos del imperio… Y reclaman la libertad de viajar y de opinar. Sin querer queriendo, el bienestar y sus ojos de futuro los convierten en “clase media”, los emancipan del gobierno y del partido y pierden todo el deseo de construir el socialismo estatista, controlador y de pobreza perpetua administrada.
Quienes están en el poder al frente de esta miseria creciente no entienden que desde el año 1850 de Marx a 2015 el mundo ha cambiado. Ya no es cierto que el proletario “nada tiene que perder sino sus cadenas”. Hoy la mayoría de los trabajadores europeos tiene más de 12 años de formación y mucho que perder. Lo peor para un trabajador español, francés o italiano es no tener un empresario con quien poder trabajar.
El afán de superación es una buena cualidad y la revolución de las aspiraciones un hecho que transforma todo, pero se frustra si queda solo en consumismo, sin el complemento de valores humanos de fondo como la solidaridad y prácticas efectivas que llevan a producir juntos y compartir el bienestar común. Necesitamos apostar en serio y nivelar hacia arriba las potencialidades de la población empobrecida que hoy carece de lo fundamental. La gente no aspira a ser millonaria, sino a tener oportunidades y acceso a los bienes y servicios, al respeto y vida digna con empresas exitosas en la que sean valorados por su talento y productividad. Esta “clase media” es el paraíso soñado por los pobres, que es mucho más que salir de este lamentable y desorientado gobierno.