Alberto Franceschi: La vigencia del “Decreto De Guerra A Muerte”

Alberto Franceschi: La vigencia del “Decreto De Guerra A Muerte”

thumbnailalbertofranceschiFinalmente, felizmente, se empezó a comprender lo que muchos, desde hace 12 y hasta 16 años, venimos explicando sobre que este régimen debe salir  por la fuerza y  por iniciativa de los militares, que tendrán que  escuchar, así no lo deseen,  la estridente petición del pueblo,  de terminar los días de esta mafia roja usurpadora del poder de Estado.

Podrá reprochársenos a quienes defendimos siempre esta propuesta,  de ser golpistas o militaristas,  o lo que quieran,  pero  sobre todo lo de no ser  “demócratas” y quiero decirles en nuestra defensa,  que depende  de lo que entiendan por democracia,  porque si suponen que este bochinche  siga y que no deba pararse en seco la anarquía  y el caos, al precio de lo que sea, porque sencillamente estamos ya en pleno proceso de disolución nacional, entonces por supuesto que NO queremos ser considerados demócratas y menos  aún partidarios de este bochinche de lumpenes desaforados imponiendo sus atropellos, eso queda para la oposición blandengue sifrina y colaboracionista que sigue creyendo en salidas  “institucionales” pacíficas y electorales.

Porque  tampoco queremos ninguna otra de las variantes defendidas por los populistas, que nos mantendrían en el tercermundismo ramplón.  Esas son las ofertas de MUD HCR, LL etc,  que se hacen desde la óptica llamada socialdemócrata, que son apenas disfraces mitológicos  de  los mismos grupos de los viejos  poderes fácticos del pasado:  económicos,  mediáticos y clientelares del partidismo casi en extinción, pero que aún pugnan, incluso con sus herederos  sanguíneos, para intentar salir ilusoriamente de esta pesadilla y que por esas “vías institucionales y electorales” y  solo frustran una y otra vez el plan de  sacar a Venezuela de este charco de estiércol institucional.





Sabemos sin embargo que las elites desplazadas, que lo fueron en  tributo a su incompetencia y parasitismo, solo quieren  volver  a las viejas tropelías,  una vez que no pudieron, como ha sido el caso de todos estos años de estatismo,  seguir “guisando” a sus anchas con la boli-burguesía roja, que  solo quiere su exclusivo provecho y que es hija de la economía delictual  en plena expansión.

Ese tren histórico ya pasó de largo, sin que pudieran viajar en sus vagones de primera clase,  porque el viejo empresariado  no supo, o no pudo, ni  tampoco legaron o lograron, con su  habitual cobardía política, conservar las libertades y menos aún defender una visión de progreso incluyente para este país riquísimo pero con elites  de potentados y  pueblo pobre lleno de penurias.

Por otra parte, si bien es cierto que ESTAS Fuerzas Armadas  actuales han dado toda clase de pruebas en los últimos 20 años para desconfiar  duramente de ellas, e incluso sobre  su utilidad, no es menos cierto que hay dos pruebas históricas sobre que los oficiales  de las  ESTAS  Fuerzas Armadas, en el pasado, si fueron capaces  de generar,  mediante un golpe de fuerza en Octubre del 45 con Betancourt,   un primer ensayo de  real democracia representativa y un segundo ensayo duradero de democracia de partidos a partir de 1958.

Debe recordarse además,  que SI HUBO un gran proyecto  de país con progreso material  y de grandes equilibrios económicos,  logrados bajo la conducción militar de Pérez Jiménez, entre esos dos ensayos, aquel efímero 45-48 y luego a partir del 58 cuando ESTAS Fuerzas Armadas, dieron a 8 gobiernos constitucionales una importante  estabilidad.

Porque no  puede olvidarse que cuando el país fue amenazado seriamente por la subversión castrista a partir de 1961,  ESTAS  Fuerzas Armadas  derrotaron ese intento al precio de  una intensa dedicación a su misión  disciplinada al poder civil.

Otra es la historia desde  la década de los ochenta y años noventa,  en cuyo cruce se produjo el 27 febrero  1989, como estallido de caos nacional y  cuando a pesar del deterioro de su disciplina interna, albergando toda clase de vicios,  incluyendo la conspiración masiva,  alcahueteada por sus altos mandos,  ESTAS Fuerzas Armadas salvaron este país de su disolución social e institucional, frente al estallido del caos el 89 y frente a los golpes chavistas de 1992.

Son las tramoyas de las élites,  acompañando la perversión de los peores vicios clientelares, que se incubaron por responsabilidad directa de los gobiernos civiles y sus partidos,  las que permiten que vayan ganando terreno, en ESTAS Fuerzas Armadas,  el golpismo castrista, el militarismo con su corrupción generalizada y el servilismo de sus  altos mandos a la dirección chavista.

Ya desde el gobierno de Caldera, el  más enaltecido mentor del golpismo y con el régimen chavista  desde 1999,  se  perdió absolutamente el profesionalismo  de las FFAA, así como su mística y  sus valores democráticos  y  solo quedó, la  lealtad institucional al poder de Estado,  con ese culto servil a la autoridad civil, disfrazada de militar, que incluyó  la absoluta sujeción al caudillo  Chávez.

Con la dictadura de esta democracia tumultuaria, de esta horda lumpen, enceguecida en su despotismo soberbio y ebriedad de poder,  cimentada en el  peculado y la depredación de bienes del  Estado,  se completó la  desnaturalización de  la  misión de ESTAS Fuerzas Armadas,  que  reventó el grueso de sus resortes éticos, al brindárseles privilegios insolentes y el acceso fácil a la riqueza obscena de su alta oficialidad.

Ahora más que nunca es que puede medirse el daño ocasionado en las dos últimas décadas, cuando tales conductas infames se pagan con la sumisión a  un gobierno extranjero,  como la tiranía cubana,  del que es títere el gobierno de Maduro-Diosdado.

Los altos mandos actuales  solo representan  el hamponato político que nos lleva a  la antesala de la disolución del Estado venezolano  y con ello a  la pérdida de la soberanía e  independencia nacional,  dado el control del territorio, ahora en  manos del hampa y de policías y guerrillas extranjeras como el G2 cubano y las FARC colombianas.

En este escenario  trágico la ruptura militar  que tanto tarda, como la gente lo intuye,  resulta de la certeza al interior de las FFAA, que  ello implica  prácticamente  destruir  una buena parte de esos privilegios y asumir los enormes costos,  para ellos,  del justo castigo para  las camarillas del poder, que hasta incluyen hacer  extraditables a los narco-soles  y a muchos generales  asociados al narco lavado.

La ruptura militar tarda porque también se discierne que deberá hacerse una profunda limpieza social,  para poder hacer viable la refundación de la república, sobre bases económicas que impliquen una dificilísima aplicación de criterios,  donde esté ausente toda demagogia tradicional de hasta 40 años atrás,  aunque se deban contemplar transiciones que permitan  graduar el proceso de esa disciplina exigente, que deberá regir  para poder salir del caos e inaugurar una etapa de progreso social.

Las Fuerzas Armadas deben saber que sobramos en el campo civil quienes estamos dispuestos a asumir las consecuencias de brindarnos un gobierno con  autoridad suficiente para enderezar estos grandes entuertos.

Están contabilizados los riesgos que hay que asumir donde  se especula  con el fetiche disuasivo  de la amenaza  de permanencia indefinida en La Haya o ser blanco de los carros bombas con los que Diosdado, Cilia y EL Alsaimi,  pretenderán impedir las ejecutorias soberanas de un nuevo régimen, que implicará  la ilegalización  y reducción drástica del hamponato político que representan.

Ya se estaría entonces en el escenario  de ver quien puede anular a los reales enemigos de la reconstrucción  nacional,  en una verdadera carrera contra el tiempo, entre quienes detenten  el nuevo poder y quienes,  habiendo perdido las riendas del poder,  se hagan en extremo vulnerables.

No creo que el pueblo venezolano hoy humillado,  por más colas que siga haciendo, acepte pasivamente que se le lleve  a la hambruna,  porque  mucho antes estallarán los tumultos y ESTAS Fuerzas Armadas,  deberán escoger entre matar miles y miles de indignados  hambrientos,   o quitar de en medio,  sacar del poder,  a los responsables conspicuos del malandraje rojo gobernante. Yo creo firmemente que  este último  es el único camino que les queda a la oficialidad del ESTAS Fuerzas Armadas.

Porque en la hipótesis, hasta hoy negada, pero ello no implica ningún pronóstico unilateral, sobre que ESTAS Fuerzas Armadas actúen  detrás de un plan genocida, o despiadadamente represivo  del régimen piltrafa,  con tal de mantener en el poder a los parásitos rojos, a sus narcos y a sus chulos cubanos castristas, es lógico que se produzca entonces, no una ruptura militar con el régimen,  sino un estallido militar interno,  del que surja un Ejército Nuevo Rebelde,  al que nos asociaríamos muchos,  para  liquidar ESTAS  Fuerzas Armadas y constituir OTRAS NUEVAS Fuerzas Armadas, sobre las que descanse la instauración de un nuevo orden institucional y una nueva estructura económico social de país libre Occidental y cristiano.

De manera que las gallinas uniformadas que ofenden al conjunto de ESTAS Fuerzas Armadas con su conducta cómplice con el hamponato rojo, deberán saber que de todas maneras deberán enfrentar el dilema de correr o encaramarse, porque  el estallido interno quizá  demande un costo mucho mayor de vidas perdidas o afectadas por un  conflicto militar intestino que lleve  meses  sino años resolver.

Claro que tienen otra posibilidad y es la de  irse a sus casas y hacerse los  absolutamente inocentes,  pero deben  saber que  muchos serán procesados y como regirían sanciones y conductas propias de tiempos de guerra,  solo los leales tendrán derechos, los refractarios o alineados con el campo enemigo, deberán ser barridos sin contemplaciones, por aquello de la tradición del “Decreto de Guerra a Muerte”.

Lo paradójico del futuro inmediato venezolano, a 200 años de aquel  decreto draconiano de Bolívar, es que el Estado Español puede terminar siendo aliado para  hacerlo  viable pero no contra  los españoles y  canarios,  que constituyen  medio millón de ciudadanos en  su laboriosa y pacifica comunidad que nos acompaña y sufren los efectos calamitosos del chavismo en el poder, sino contra nuestra propia plaga y la importada de esbirros castristas.