Francisco Arias Cárdenas sabe que si estuviera en una pelea por un título de boxeo, estaría perdiendo en las tarjetas de los jueces. En “pleno conteo de protección” apela a los despidos indirectos de Jairo Ramírez y de Salvador González, dos de sus más importantes figuras en la Gobernación del Zulia y los mueve a responsabilidades menores, lo cual es una evidencia palpable del intento desesperado del gobernador Francisco Arias Cárdenas en revertir los bajones constantes de su popularidad en el Zulia, dentro y fuera del chavismo.
Jairo Ramírez estuvo al frente de la Secretaría de Seguridad desde el 21 de diciembre del 2012, es decir desde inicios de la gestión del mandatario regional, y sorpresivamente lo mueven a la Secretaría de Infraestructura de la Gobernación del estado Zulia, pese a que sus conocimientos son más en materia legal, pues es abogado y no ingeniero, perfil que si encajaba con la anterior responsabilidad.
Pudiera pensarse que tales movimientos son una estrategia o un intento de sólo refrescar la cara de la gestión que se ha ido “a la lona”, para usar un término de boxeo; pero es que junto a él también fue removido uno de los delfines y hombres de mayor confianza del Gobernador como lo es Salvador González como secretario de Administración y Finanzas, quien es un “próspero empresario” y hombre de pensamientos totalmente adversos al proceso revolucionario, al igual que por cierto Ramírez.
González es una de las piezas que mayor desgaste le ha generado a Arias, no sólo en la opinión pública sino incluso en el proceso chavista pues todos han escuchado las críticas durísimas que muchos miembros del PSUV han dirigido en contra del ahora ex administrador de todos los recursos de la Gobernación y sus vínculos con sectores de oposición, críticas contra el “proceso” y su posición empresarial para nada socialista.
Con los casos de Ramírez y González se evidencia que los dos aspectos que más afectan en las encuestas a Arias Cárdenas como lo son la inseguridad y los manejos dudosos de los recursos, están dándole un nockout a Arias que a diferencia del campeón Floyd Mayweather, no pudo esquivar la ineficiencia.
Como diputado del Consejo Legislativo he sido testigo de los recursos que se le han aprobado en el CLEZ a Arias. Sólo en seguridad se le han entregado más de 110 millones de bolívares y ningún índice delictivo se ha reducido en el Zulia. Por el contrario cada día se magnifican más el contrabando, el cobro de vacuna, el sicariato, el robo de vehículos y a los asesinatos (van mil 150 en su gestión).
Por eso es que con dolor y mucho pesar, pues Ramírez y González han sido piezas vitales del Gobierno Regional, “Pancho” como le dicen en su entorno, ha tenido que salir con una nueva “guardia” a tratar de “cambiar la pelea” inminente que se le avecina el año próximo cuando correspondan las elecciones a la Gobernación.
El público en las tribunas lo abuchea. Está contra las cuerdas. Incluso lo critican sus seguidores del chavismo y por eso está tan desesperado tratando de revertir su pésimo desenvolvimiento en el ring. Pero lo que no sabe es que, aunque aún faltan unos rounds, tiene la pelea perdida. Un ojo inflamado por la corrupción y un gancho al hígado por su ineficiencia, un pómulo partido por la inseguridad, lo tienen derrotado. No lo salva ni la campana. Que se prepare a entregar ese cinturón porque como legislador seguiré señalando el desastre administrativo y gerencial sin miedo y con la voluntad de que podemos lograr un mejor Zulia.
@LesterToledo