Putin cabalga sobre el culto a la figura de Stalin

Putin cabalga sobre el culto a la figura de Stalin

Bustos de Putin y Stalin en una tienda de souvenirs de Moscú / Foto AFP
Bustos de Putin y Stalin en una tienda de souvenirs de Moscú / Foto AFP

 

Aunque el presidente ruso, Vladímir Putin, suele catalogar a Iósif Stalin como un tirano despiadado, le valora como uno de los grandes dirigentes de la historia. A juicio de Putin, la victoria obtenida hace 70 años sobre la Alemania nazi tuvo como caudillo a Stalin y eso es lo que cuenta. También el hecho de que industrializó el país y lo convirtió en una superpotencia. Las muertes habidas antes, durante y después de aquella terrible contienda fueron, según se desprende de las palabras del presidente ruso, algo lamentable, pero secundario.

Aquella gesta del pueblo soviético, que costó a la URSS 27 millones de muertos, Putin se la ha apropiado en beneficio de su imagen. Desde que llegó al poder hace 15 años, las celebraciones del Día de la Victoriahan ido aumentando en relieve y significación. El nuevo culto a Stalin viene bien a su régimen porque fomenta la idea de que lo fundamental es vencer a los enemigos y mantenerse entre las potencias punteras del planeta aunque vaya en detrimento de las libertades individuales. Lo importante es que haya estabilidad.

Tras la anexión de Crimea, el papel de Moscú en la guerra en el este de Ucrania y las sanciones occidentales, los paralelismos con la situación actual y la «derrota del fascismo» en la II Guerra Mundial son cada vez más evidentes en un intento de demostrar que, si la URSS venció hace 70 años, Rusia lo hará hoy también con Occidente. De ahí que, como mejor forma de movilización, Putin agite intimidatoriamente la figura de un Stalin férreo e inmisericorde, tanto con los enemigos exteriores como con las «quintas columnas» de traidores dentro del país, es decir la oposición.

Por eso Stalin tiene tanto predicamento en la Rusia actual. Los sondeos indican que más de la mitad de los rusos creen que el infame sátrapa soviético tuvo más cosas positivas que negativas. Tal posicionamiento, que difiere radicalmente del sentir general en los años previos a la llegada de Putin al poder, se debe fundamentalmente a la propaganda desplegada por los medios de comunicación leales al Kremlin y a los cambios habidos en el sistema educativo, en donde los manuales escolares editados en los últimos años muestran una enorme benevolencia hacia el déspota rojo.

Texto vía diario ABC (España)

 

 

 

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