El presidente de Bolivia, Evo Morales, entregó el viernes a Perú, en calidad de extraditado, al empresario Martín Belaunde, exasesor del mandatario peruano Ollanta Humala, tras capturarlo luego de que eludiera el arresto domiciliario que cumplía en La Paz.
En un hecho inusual, Morales en persona llegó hasta la localidad de Desaguadero, en la frontera boliviano-peruana, a 112 km al suroeste de La Paz, para encabezar la entrega de Belaunde, acusado de corrupción en su país. Luego, las autoridades bolivianas lo entregaron a sus pares peruanos, quienes lo llevaron a Puno (sureste de Perú), vía terrestre, desde donde se espera su traslado a Lima.
De barba crecida y vistiendo chaleco antibalas, Belaunde fue custodiado hasta un puente sobre el lago binacional Titicaca, donde las autoridades policiales de ambas naciones efectuaron el protocolo de extradición, tras revisiones médicas y trámites administrativos de ley.
Belaunde huyó el domingo de un domicilio particular en la ciudad de La Paz, luego de que la justicia boliviana dispusiera el pasado 11 de mayo su extradición a Perú, tras negar su solicitud de refugio político.
El exasesor del mandatario peruano en sus campañas electorales de 2006 y 2011 fue capturado el jueves en el poblado amazónico boliviano de Magdalena, en el departamento del Beni (noreste), a unos 100 kilómetros de la frontera con Brasil, adonde aparentemente pretendía llegar.
Una fuerza de élite de la Policía lo trasladó de madrugada en helicóptero desde Magdalena hasta el aeropuerto de La Paz, a unos 900 km, y de ahí una caravana de diez vehículos partió a Desaguadero para entregarlo a las autoridades peruanas.
– Sin daños aparentes –
Demacrado y con el cabello apelmazado, pero sin ningún daño físico visible, Belaunde fue trasladado por oficiales peruanos hasta un vehículo que partió rumbo a la ciudad peruana de Puno.
Tras su fuga el domingo, Belaunde se había comunicado con un canal de TV peruano, al que aseguró que en realidad había sido secuestrado, que había logrado escapar de sus captores y que estaba herido. La versión fue desmentida por las autoridades bolivianas y peruanas.
El protocolo de entrega fue seguido por el presidente Morales, quien llegó al lugar acompañado del canciller David Choquehuanca y sus ministros de Interior, Carlos Romero, y de Defensa, Reymi Ferreira.
Por parte del gobierno peruano, estuvieron el ministro del Interior, José Luis Pérez Guadalupe, y el procurador anticorrupción, Joel Segura.
“Quiero que sepan (..) que Bolivia no será refugio de corruptos ni delincuentes, que entiendan y no confundan a Evo con (el presidente de EEUU, Barack) Obama ni a Bolivia con Estados Unidos”, que no autoriza los pedidos de extradición del expresidente boliviano Gonzalo Sánchez de Lozada, refugiado en Washington desde 2003 y buscado por la justicia boliviana por delitos económicos y contra los derechos humanos.
Belaunde está acusado por la justicia de su país de presionar a entidades del Estado para favorecer en licitaciones públicas a empresas privadas con las que está vinculado. La oposición peruana sospecha además que canalizó fondos del gobierno de Venezuela para la campaña de Humala en 2006, algo que el gobierno niega.
A su llegada a territorio peruano, algunos pobladores le lanzaron botellas plásticas y lo llamaron “ratero” y “corrupto”.
La fuga de Belaunde en La Paz provocó un sismo en el gobierno boliviano, pues el entonces ministro de Gobierno, Hugo Moldiz, se vio obligado a renunciar, asumiendo el costo político.
El máximo jefe de la Policía también fue separado del cargo, mientras que la justicia ordenó detener a policías custodios de bajo rango, a familiares que el empresario peruano tenía en La Paz y hasta a su abogado. AFP