La crisis es grave y determinante. Junio estaba marcado en el calendario de la planta de Ford Motor de Venezuela como el mes para cerrar sus puertas con un cronograma de producción interrumpido cada dos semanas para alargar la materia prima. La comercialización en dólares de algunos de sus modelos es la única opción que se tomó como medida transitoria para mantener el ensamblaje de vehículos, aunque a baja capacidad, y mantener los puestos de trabajo. El Carabobeño
Gilberto Troya, secretario general del sindicato fue tajante. “La empresa estaba en vísperas de cerrar, de liquidar, tenemos que aceptar la realidad como socialistas científicos que somos”. Pero el marco legal sobre el que se ha fundamentado esta alternativa ha sido severamente cuestionado. Troya lo defendió. Explicó que ya en el país existe el decreto 625, que permite que personas naturales importen automóviles. Lo que se está haciendo es que bajo ese mismo esquema se compran en el exterior las piezas para ensamblarlas con mano de obra local.
Eso resuelve la controversia que ha surgido al no debatirse con claridad el marco jurídico. “La moneda de curso legal es el bolívar, es así, pero la normativa del país permite hacer ese tipo de comercializaciones sin problemas”.
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