Son diferentes, la otitis del pueblo no es mediática como la del usurpador, sino un acto deliberado de sordera, no lo quiere oír. Ese es el trabajo de la sala situacional ¿qué inventar para que lo escuchen? Que Felipe González está interviniendo en asuntos internos y salió ‘huyendo’. Nadie le presta atención. Que ‘un diputado de la ultraderecha’ está involucrado en el asesinato de Serra, es como oír llover. Que el involucrado es un pariente del expresidente Uribe, porque se apellida Vélez, es llover sobre mojado.
¿Qué hacer se preguntan en la sala situacional? Las cadenas carecen de eficacia. Las denuncias de intentos de magnicidio provocan risa y las de golpes de estado comandadas por paramilitares y oficiales generales retirados que pilotarían aviones tucanos, suenan casi como un vuelo en un tucán de verdad, con pico grande y plumas.
Un llamado al patriotismo. Vamos a patrullar nuestra salida al Atlántico. Después de dieciséis años. Nuestra reclamación esequiba pica y se extiende en zonas operativas de defensa integral (zodi) más allá de la margen derecha del río Esequibo, las tierras guyanesas al este del mismo, Suriname y ‘un territoire de autremer de la France’. Pareciera como que la resistencia indígena se propusiera navegar hacia el oriente en el mar de Colón para llegar al occidente.
Sorpresa. Los guyaneses, son como los rusos en el fútbol, también juegan. Rechazan el trazado de las líneas, se dirigen al Secretario General de la ONU y declaran que no habrá conversaciones con Venezuela. Un poco exagerado esto último, pero comprensible. Mientras tanto el usurpador y su cancillera hablan de Exxon-Mobil y el “nuevo gobierno” de Guyana, que en la cuestión de la reclamación venezolana es el mismo, desde que se firmó el Acuerdo de Ginebra. El de aquí también fue el mismo hasta que Castro le dijo a Chávez que esa era una reclamación “imperialista”.