Lo cierto es que las amas y amos de casa, deportistas y cultores, estudiantes y trabajadores, profesionales y obreros, pelucones y populares de Venezuela no somos los pendejos que creen los poderosos de la dictadura y, como ha sucedido una y otra vez en la historia universal, un día de estos terminaremos por revelarnos ante quienes no les dan solución a nuestros problemas.
Los comunistas instalados, por ahora, en Miraflores tienen -como todo comunista- una visión militarista de la economía. Para ellos la riqueza hay que distribuirla, cuando en realidad lo que hay que hacer para superar la pobreza es producir y para ello hay que trabajar y esa es la posibilidad que le han negado al venezolano y lo digo con conocimiento de causa. Si fuese verdad que la distribución es la panacea para superar la pobreza en este país, rico en petróleo, el de mayor reservas en el mundo, todos seriamos ricos y no habría escasez ni de alimentos ni medicinas, el bolívar sería más fuerte que el euro y la inflación no existiría.
Lo único que ha florecido en este país “revolucionario” es la muerte, la bala que humea, el secuestro que nos aterra. Lo que crece en cada rincón de nuestras ciudades son bandas delictivas, hampa organizada, micro y grandes carteles del narcotráfico, grupos de paramilitares con el apodo de colectivos, pranes, luceros, roba celulares, carteristas y ahora, ladrones de bolsas de mercado.
Los técnicos y especialistas en medir los niveles de pobreza de las naciones coinciden que el mayor indicador de ésta es la violencia y, en Venezuela, solo el año pasado se registraron en el país 25 mil muertes violentas. Una sola MISION nos habla del descalabro del régimen y se llama MISION VIOLENCIA. Cada balazo es un sonido que nos habla del fracaso que estamos viviendo
Por todo lo descrito en esta columna es que pienso que comenzamos ya a transitar el camino hacia la transición porque como les comentaba al inicio, lo que se escucha en las colas de los mercados, hospitales, ventas de repuestos entre otros, es un grito de protesta contra lo establecido, es la ruptura con quienes gozaron del favor popular pero que por su incapacidad y aspiración de quedarse indefinidamente en el poder para beneficio de ellos, han muerto en el corazón del pueblo.
Ahora nos toca ponernos las pilas o recargarlas y perseguir la prosperidad, la calidad de vida, la seguridad jurídica y física y el abastecimiento con el trabajo de todos y cada uno quienes hacemos vida en esta tierra, la mejor del mundo. Aquí si existe el Dorado, ese del que hablaban nuestros indígenas y reposa en nosotros, es nuestro trabajo y esfuerzo.
Manos a la obra, si hay futuro, cambia Venezuela.
@NituPerez