Abundosas son las razones para que los periodistas manifiesten en la calle su inmenso malestar, que, por cierto, es o debería ser todos: en Venezuela no existe libertad de expresión: apresan por tuitear, como es el caso de “Inesita Terrible”; por transmitir de algún modo tu pensamiento adverso al régimen en un estadio, o por dar cifras de la debacle, como le ocurrió a un profesor; te amenazan o te acosan por convocar un paro, tal y como le aconteció a nuestro amigo y colega Jesús Villareal, a la sazón presidente de la Asociación de Profesores de la prestigiosa Universidad de Carabobo, muy recientemente, o a la propia Lourdes Ramírez de Viloria, presidenta de la FAPUV. 2014 fue la muestra letal de ese proceder anticonstitucional: estudiantes muertos, torturados y algunos aún apresados en las peores condiciones, por transmitir sus ideas de cambio de esta lavativa, malsana para todos.
Hemos conocido de periodistas impedidos de hacer su trabajo, agredidos; también hemos conocido de la censura, de la autocensura, de despidos injustos por tratar de decir verdades al país. Así, hemos visto salir expulsados o corriendo, de manera volitiva, de diversos canales televisivos, a comunicadores dignos de su profesión que se niegan a ser puentes de la ignominia. Loable, por su parte, su actitud. Algunos prefieren medrar desesperados y desempleados que arrodillárseles al poder. En nuestra memoria quedará la imagen de Rayma antes de ser expelida de El Universal comprado.
Pues bien, los profesores compartimos, ya se ve, parte de esas penurias. Una autonomía universitaria de cartón, establecida en la Constitución pisoteada. Sin posibilidad de hacer elecciones rectorales sino como el gobierno dice que cree que deben ser; un ingreso de bachilleres impuesto en diversa medida, para incluir más o menos a dedo a quienes no poseen requisitos mínimos para subsistir en una universidad decente. El acoso presupuestario y… el amarre a través del hambre, los sueldos insignificantes, para que los profesores continúen yéndose del país en procura de una vida digna que su nación les niega.
Y así, este régimen detesta a los gremios y a los sindicatos que luchan por el bienestar de sus afiliados. Es la imposición o la nada, la muerte de cualquier modo, la anulación, la huida, la expatriación, este suicidio colectivo, como corresponde a cualquier dictadura.
¿Se sumarán otros gremios? Indudable: los estudiantes, los sindicalistas, las amas de casa, quienes son víctimas de la inacción o del dejar hacer de este gobiernucho, los expropiados, los marginados por no vestir de rojo su conciencia.
Periodistas y profesores universitarios invitan, Colegio Nacional de Periodistas (CNP) y Federación de Asociaciones de Profesores Universitarios (FAPUV). Mañana será una movilización breve, desde Bello Monte, en la mañana, en las cercanías de un banco conocido que cree tener allí una ciudad. La invitación, más bien, es a movilizar las conciencias en procura de salir de la debacle, cuando antes, de movilizar cuerpo y mente a diario en función de cambiar este estado de cosas tan lamentable que hoy sufrimos, en parte por nuestra inercia y nuestro lamentable uso y abuso de una supuesta comodidad que ya se fue y debemos volver a labrar. Eso tiene que cambiar. La invitación se acoge con beneplácito constructor de sociedad civil en crecimiento, fortalecimiento y lucha por el estado de derecho que hoy nos impiden tener en Venezuela.
wanseume@usb.ve