Algunas personas aseguran que la tecnología nos aliena y aparta del resto, al tiempo que genera un enorme vacío entre nosotros. Pero si eres una de las millones de personas que están manteniendo una relación a distancia, Internet es todo lo que tienes para salvar el hueco entre tu amante y tú. Afortunadamente para estas parejas, Skype existe y permite llegar hasta el final. Es más, el sexo por Skype se ha hecho tan común que está… salvando las distancias.
1. Fuera inseguridades… tu cuerpo tiene voz
El mayor error que se comete al mantener sexo por Skype es enfriarse, dejando que la inseguridad o inexperiencia se muestre con frases como “No sé qué hacer” o “Me da vergüenza”. No hay nada más lejos de ser sexy que la falta de confianza. Si se sienten avergonzados o no pueden pensar en nada sensual que decir, siempre tienen este truco: no digan nada en absoluto, y dejen que su cuerpo hable por sí mismo. Desabrocha tu camisa y muestra lo que tu amante quiere ver.
2. Sigan las reglas… de las citas
El sexo por Skype no es ni más ni menos que eso: sexo. Esto significa que un preámbulo excitante es tan importante como lo es en la relación física. Por supuesto, necesitan adaptar sus técnicas seductoras al mundo virtual, pero no hagan que la experiencia parezca poco natural o una tarea rutinaria diciendo cosas como: “¿Empezamos ya?” Disfruten de una copa de vino, pregúntale cómo le ha ido el día y enciende la llama del deseo con un simple, pero contundente cumplido: “Hoy no pude concentrarme en la oficina; sólo pensaba en bajarte los pantalones y deslizarme sobre tu cuerpo”.
3. Sean sinceros… y creativos
Es verdad que no existe sustituto para lo real, pero les podría sorprender la intensidad que puede alcanzar una sesión de sexo por Skype, simplemente añadiendo una pizca de creatividad. ¡Pongan sal y pimienta! Usen un vibrador en su ciber-sesión y regálense una buena vista mientras se dejan llevar por el placer vibrante. Aseguren que las posturas tienen ángulos interesantes al tiempo que conservan la comunicación, para ir acompasados a los ritmos y tempos en los que se sientan cómodos. También pueden informar y, de paso, educar a su pareja: “Aquí… ¿Ves? Es aquí y me gusta en suaves círculos”.
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