Dominique Cottrez, de 51 años, fue condenada este jueves en el tribunal penal de Douai, en el norte de Francia, a nueve años de prisión por haber matado a ocho de sus bebés.
La pena es la mitad de los 18 años que pedía el fiscal general. Tras cinco horas de deliberación, el jurado desestimó la premeditación en el primer infanticidio pero subrayó la “intención” en los demás. También reconoció que la acusada tenía problemas psicológicos.
Desde comienzos de 1989 hasta comienzo de los años 2000, esta auxiliar de enfermería disimuló sus embarazos y dio a luz en solitario. Inmediatamente después del nacimiento estrangulaba a los bebés aunque conservó los cadáveres sin que su familia se diera cuenta.
Al escuchar el veredicto, Cottrez se abrazó a su marido y sus dos hijas, muy emocionados, y una de éstas agradeció al jurado por “su comprensión”.
Cottrez había explicado tener miedo de que los bebés fueran hijos de su propio padre, con el que tuvo una relación incestuosa desde la infancia hasta su muerte, en 2007. Sin embargo los análisis revelaron que todos los bebés eran hijos de su esposo.
El caso fue descubierto en 2010, cuando el nuevo propietario de la casa que había pertenecido a los padres de Cottrez encontró dos cadáveres de recién nacidos en el jardín.
Antes del veredicto sus abogados habían pedido indulgencia, argumentando que su clienta tenía trastornos neuróticos y que debía ser juzgada considerando esta patología. También recordaron que en casos similares de infanticidio en países como Finlandia, Suiza o Reino Unido, las penas se redujeron por esta razón.
Vía Ntn24.com