El movimiento estudiantil en su calidad de organización que representa parte del sentir de la juventud venezolana, emite opinión sobre situación política de cara al próximo 6 de diciembre, haciendo énfasis en la actitud que han tenido tanto la MUD como el PSUV. NP
Se dice que las comparaciones son odiosas, pero ante este contexto son necesarias para poner en perspectiva la percepción de los jóvenes, sobre las elecciones parlamentarias. Cerrado el ciclo de los procesos internos del PSUV y la MUD, empieza la carrera en vista al 6 de diciembre, fecha donde se renovará el mapa político del país de manera transcendental.
En ambos polos políticos, existen altas expectativas, unas más realistas que otras, pero ciertamente empieza a generarse un clima de opinión por parte de los actores políticos con la clara intención de incidir en sus electores.
El segmento juvenil es uno de los grupos más importante dentro de los electores. Los jóvenes independientemente de su posición política, representan un alto porcentaje del padrón electoral que se moviliza y vota. Además, somos los más interesados en participar con el objetivo de mejorar la situación que atraviesa Venezuela.
Pero esa intención sobre la participación juvenil se ha interpretado de dos formas por los actores políticos. La MUD ha ejecutado unos trabajos de acompañamiento con ciertas organizaciones juveniles, políticos juveniles y estudiantiles, que principalmente han invitado a inscribirse en el Registro Electoral (RE). Sin embargo, estos grupos no han podido precisar sobre las condiciones necesarias para las próximas elecciones parlamentarias. Pero lo más grave, es que estos grupos juveniles no han recibido suficientes espacios de participación política, donde sea protagonistas: candidatos o candidatos suplentes.
Otras organizaciones juveniles solo han dirigido críticas y exigencias al partido de gobierno, sin mencionar a la oposición, que necesita una crítica constructiva para mejorar su liderazgo e imagen frente al país. Sin mencionar, que dentro de la población juvenil, existe una falta de credibilidad hacia la MUD por las posiciones tomadas el pasado año 2014, en plena protestas estudiantiles.
Por otro lado, en el PSUV se puede observar un proceso de captación de jóvenes a través de programas sociales y evento juveniles, acompañado de un discurso donde se dice que los jóvenes no solo deben participar, sino protagonizar las próximas elecciones parlamentarias. En ese sentido se puede recordar la alocución de Maduro, indicando que el 50% de sus candidatos serían menores de 30 años. Pero estos jóvenes más que representar el espíritu de su generación, representan la ideología predominante y ortodoxa de su partido, representan parte de la crisis actual que atraviesa Venezuela.
Las posiciones anteriormente mencionadas, pueden estar buenas o malas, dependiendo de la estrategia política y la afinidad, pero el verdadero planteamiento es ¿Dónde está lo renovador?, si se aplica el mismo discurso y las mismas prácticas de lado y lado ¿Dónde está la garantía de que no se aplicaran los mismos vicios también?
En medio de las maniobras políticas, para un joven resulta más atractivo elegir a un igual en edad sin antecedentes de corrupción, que a una persona que haya estado ya, cierto tiempo en el “coroto”. Pero la gran mayoría de los jóvenes del país somos muy críticos, no solo con el pensamiento que se adversa, sino con el actor político que se puede estar apoyando.
En la diferencia generacional puede estar el éxito de esta campaña, pero si no va acompañado de un nuevo discurso, que renueve la esperanza desde las buenas prácticas de lo que debe ser la política, esa estrategia estará destinada al fracaso.
El espíritu de renovación pueden encontrar su cauce en los actores político actuales, pero no es de extrañar, que empiecen a surgir nuevas organizaciones, lideradas por jóvenes que empiecen a cambiar el paradigma en la concepción de hacer política, que vayan más allá de la polarización que hoy coarta a la sociedad venezolana.