Un anciano falleció en el sur de España como consecuencia de la fuerte ola de calor que golpea al país desde hace diez días, causando la hospitalización de varias personas, algunas en estado grave, informaron este sábado las autoridades regionales. AFP
El fallecido, un hombre de 82 años con “patologías previas”, había ingresado el martes en el Hospital de Valme de Sevilla tras sufrir una “exposición prolongada a altas temperaturas”, informó en un comunicado el departamento de salud del gobierno regional andaluz.
Otras cuatro personas fueron hospitalizadas en Andalucía en los últimos días debido a golpes de calor, dos de las cuales ya fueron dadas de alta, precisó.
También en la región de Madrid, dos hombres fueron ingresado este sábado.
“Un varón permanece en estado grave tras sufrir un golpe de calor en Arganda del Rey”, informó el servicio de emergencias regional, precisando que “se trata de un trabajador de un servicio de limpieza” de 50 años.
El segundo es un hombre de 45 años que fue atendido en un domicilio de la capital. “Su pronóstico es grave”, agregó.
España se ve sacudida desde el 3 de julio por una ola de fuertes temperaturas que afecta especialmente al sur del país, donde los termómetros superaron los 45 grados en algunos puntos.
La agencia estatal de meteorología, Aemet, considera que las temperaturas podrían no descender a niveles normales hasta el 16 de julio.
Este calor excepcional contribuyó a la proliferación de incendios forestales que este verano boreal arrancaron con virulencia en España: las llamas calcinaron más de 14.400 hectáreas en menos de cuatro días cerca de Zaragoza, en el noreste.
El ministerio de Agricultura y Medio Ambiente anunció este sábado haber enviado “un amplio dispositivo de extinción a incendios de Andalucía, Asturias y Extremadura” -en el sur, norte y oeste- compuesto por cinco aviones anfibios, cuatro helicópteros Kamov y dos aviones de carga en tierra.
La canícula más larga que sacudió España desde 1975 tuvo lugar en 2003 y causó 15.000 muertes adicionales en el país, según un estudio realizado para la Unión Europea por el Instituto Nacional francés de la Salud y la Investigación Médica (Inserm).
Aquel verano boreal se registraron en toda Europa un total de 70.000 muertes adicionales respecto a otros años, según el mismo estudio.