La mayoría de las mujeres ha tenido al menos una vez una infección vaginal, por lo que no debe ser motivo de vergüenza ni generar temor para asistir al ginecólogo y consultar sobre la molestia. A diferencia de lo que muchas temen, se trata de una patología muy común, aunque las causas y síntomas son bastante diversos. Es importante saber que no siempre estas afecciones se transmiten sexualmente, como tampoco todas presentan síntomas.
De acuerdo con la Dra. Eglé Dávila, especialista en medicina familiar , una de las infecciones con más recurrencia en las mujeres es la vaginosis bacteriana, la cual se manifiesta porque se altera el equilibrio de la flora vaginal, en vista de que hay un reemplazo de los lactobacilos vaginales por otras bacterias, en especial por los microorganismos anaeróbicos.
Esta afección que no provoca inflamación vaginal y la mayoría de las pacientes no presentan síntomas, sin embargo, hay quienes sí son sintomáticas y detectan la infección porque su flujo es de color gris o tienen un olor fétido.
Dávila señala que además de la vaginosis bacteriana también son muy frecuentes las vaginosis mixtas, cuya diferencia radica en que al desequilibrio de la flora vaginal se le suma la proliferación de un hongo conocido como candidiasis, microorgnanismo que también vive de manera natural en la región vaginal.
Algunos de los factores que alteran el ecosistema vaginal y aumentan las probabilidades de una infección bacteriana o mixta son:
Uso de anticonceptivos orales y métodos de barrera como el dispositivo intrauterino y el diafragma.
Cambios hormonales propios del embarazo.
Diabetes no controlada
Tratamiento con antibióticos
Alteración del ambiente vulvo-vaginal: humedad, temperatura, acidez.
Uso frecuente de prendas de vestir ceñidas y ropa interior sintética.
Bañarse con jabones que tengan PH alcalino.
Aplicarse duchas vaginales.
Tratamiento y cuidados
“En el mercado existen diferentes productos eficaces para el tratamiento de la vaginosis bacteriana o mixta uno de ellos es mediante el uso de capsulas blandas vaginales que contienen un antimicrobiano como la clindamicina y un antimicótico como el ketaconazol. Estas capsulas vaginales se aplican directamente en la vagina y son de rápida absorción. Además, pueden ser utilizadas por mujeres embarazadas durante el segundo y tercer trimestre de gestación, si a criterio del médico el balance riesgo/beneficio es favorable”, explicó Dávila.
La asesora recomienda prevenir la vaginosis con medidas sencillas como: evitar la aplicación de duchas vaginales y utilizar condón. En caso de ser diagnosticada con la infección y requerir tratamiento farmacológico, la recomendación es cumplir cabalmente la terapia indicada por su médico.