Voy a insistir porque nunca será suficiente hacerlo. Lo que precisa la oposición democrática ante lo que viene, sean las elecciones del 6D o cualquier otro evento político futuro, es emocionar a la mayoría de los venezolanos que anda decepcionada y desorientada, es llegarle a lo más profundo de su fibra interior para enrolarlo en la tarea de recuperar la democracia y el bienestar perdido.
Obviamente, hay diferencias de enfoques o de énfasis entre las fuerzas que enfrentan al gobierno respecto de algunos temas, pero hay ya consensos básicos (http://grupolacolina.blogspot.com/2015/08/como-ganar-la-como-ejercer-esa-mayoria.html) sobre los cambios a realizar.
El desafío prioritario consiste en avanzar hacia la recuperación de la libertad, al reencuentro de los venezolanos, a la reinstitucionalización del país, lo que entrañará, sin lugar a dudas, apuntar a la recomposición económica, alcanzar los equilibrios fiscales, rescatar el aparato productivo casi destruido y legislar de manera seria y responsable derogando los disparates de los últimos años.
El trecho que nos queda por recorrer es tortuoso, no hay soluciones mágicas, ni relancinas, pero un triunfo el 6D es un paso decisivo. Habrá que convivir todavía con los que han llevado a Venezuela al despeñadero. Ellos no desaparecerán de un día para otro, y aun mantendrán posiciones de poder e ingentes recursos. Habrá toma y daca, negociación, concesiones, retrocesos y avances. Para ello necesitamos a los políticos profesionales, no a improvisados del “todo o nada”, ni irracionales cuatriboleados, antipolíticos cultivadores de la tierra arrasada.
El clima político y social es auspicioso para los factores de cambio. Como nunca antes, hay posibilidades de una victoria determinante que permita enrumbar al país positivamente.
Desde el ámbito internacional llegan vientos favorables a la causa democrática. Crecen los apoyos a la oposición y las presiones al gobierno despótico. Ya no se comen el cuento chavista, su propaganda mentirosa no causa el efecto de hace algunos años, y no hay “bastimento” para comprar voluntades o neutralidades; “si te conozco no recuerdo”, dicen los tornadizos e interesados amigos de la revolución.
Sin embargo, a lo interno hace falta aún estructurar un mensaje coherente que seduzca, estimule, en fin, que ilusione a la mayoría de los venezolanos.
Hay que trasmitir la idea de que podemos vivir de forma distinta, sin penurias, ni en un estado de toque queda decretado por un hampa enseñoreada y amparada desde Miraflores.
Las encuestas reportan un rechazo abrumador al gobierno que se sostiene y profundiza, y de eso está consciente el oficialismo. Éste busca revertir esa caída de popularidad y apoyo. Quemará todas las divisas que pueda para dar una impresión artificial de bienestar, hipotecará al país para mantenerse en el poder. Regalará, subsidiará y creará falsos enemigos externos e internos. Mentirá y mentirá, como es su costumbre. Trácala tras trácala, van a echar el resto, inhabilitarán candidaturas opositoras, desestimulará el voto, trampeará allí donde no estemos presentes, sembrará cizaña para dividir a la oposición, financiará candidaturas de supuestos opositores.
Los demócratas, armados de un mensaje fresco, esperanzador y atractivo, que sacuda las fibras de las mayorías, que las aguijonee y convenza de que podemos superar la crisis y vivir mucho mejor, porque tenemos las propuestas adecuadas, pudieran ser invencibles.
Si lo combinamos con inteligencia, organización, combatividad y sobre todo, unidad de acción, de estrategia y tácticas, tal y como ya ha sido concretado, el mandado estará hecho.
Hay que votar, pero la clave del triunfo está en hacer soñar a los venezolanos con una Venezuela próspera en donde todos quepamos.
¡A ilusionar, a ilusionar!
@ENouelV