Viernes por la tarde en la caótica Caracas. Antes de la hora punta, me apresuro a llegar a las inmediaciones de la policlínica Méndez Gimón, en la avenida Andrés Bello, donde he quedado con un desconocido: no sé su nombre, ni cómo es. Sólo sé que vive en La Guaira -estado Vargas contiguo a la capital- y que es el marido de Daniela, a quien días antes conocí a través de las redes sociales, según lo reseña elmundo.es
Por Andreína Itriago / @inaitriago
Un hombre robusto con franela roja atraviesa la avenida. En las manos lleva una bolsa negra. No puedo ver su contenido pero por la forma sé que su portador es el emisario de Daniela. Me acerco y le muestro mi bolsa. Ambos sonreímos y las intercambiamos. Verifico el botín: 60 pañales talla G divididos en dos paquetes. Él hace lo propio con mi bolsa: 60 pañales talla P en un solo paquete. Ambos nos cercioramos de que no están abiertos, intercambiamos información sobre el tráfico y nos despedimos.
En menos de cinco minutos realicé mi primer trueque. Como muchos venezolanos en tiempos de escasez, hice realidad uno de los sueños de Hugo Chávez: volver a los intercambios sin mediación de dinero. Pero no para enfrentar a la burguesía ni al capitalismo sino por necesidad. Días antes, había colgado una publicación en las redes sociales: “A mi bebé le aprietan los pañales P y me sobraron seis paquetes. Me gustaría cambiarlos por tallas más grandes, pues son los que usará a partir de ahora y tengo muy pocos”. El usuario de Instagram @eltrueque_caracas se hizo eco del mensaje y, entre sus casi 5.000 seguidores, Daniela contestó. Me explicó que tenía cinco meses de embarazo y que se estaba equipando con tallas pequeñas para la llegada de su bebé.
Ni Daniela ni yo podemos ir al súper ni a la farmacia a buscar los pañales. A menos que tengamos la suerte de que el día que nos corresponda comprar -de acuerdo con la terminación de nuestro documento de identidad- lleguen pañales al sitio en el que solemos hacer la compra y que estos sean, justamente, de la talla que necesitamos -o no, con que sean pañales vale-. Y sólo podríamos adquirirlos después de horas de cola. “Un año atrás las cosas no estaban tan difíciles”, recuerda Verónica Gómez, administradora de @eltrueque_caracas. La maternidad y la necesidad de pañales la llevaron entonces a crear este espacio para el intercambio. “Pensé crear una cuenta que sólo publicara en Caracas, ya que prohibieron los envíos por encomienda de productos de primera necesidad, y también por el factor confianza, pues es mejor realizar los trueques en persona”, explica.
Para leer más pulse Aquí