El testigo estrella de Maduro es a todas luces superior al de Isaías Rodríguez. En más sereno, fluido, hilado, seguro, convincente. No muestra miedo como un psicópata cualquiera, de esos que se asustan al verse descubiertos. Es sincero. No necesita que el gobierno lo compre, le ofrezca la libertad si habla de sus “jefes intelectuales”. No. Él es un psicópata singular, imposible de comprar.
No duda en ningún momento. Ni ve hacia el cielo hurgando qué decir en su sano cerebro. Él ve hacia abajo, no porque se prepara para mentir, sino por una ligera molestia en el cuello. Las respuestas se las sabe todas. No necesitó ensayarlas, como seguro va a decir la oposición.
Tiene además el don de la ubicuidad. Según el edificante testimonio, el tal Pérez Venta no solo estaba en todos lados al mismo tiempo sino que sabía de todo y conocía a todo el mundo. Por lo que no vayan a creer que el tipo mintió ni que el gobierno lo compró con fines aviesos. Es un descuartizador honesto. Sólo recibió pago de la oposición “sanguinaria”, “criminal” y “guarimbera”.
Si el testigo de Isaías decía el 87% de la verdad con solo el ex-Fiscal mirarlo a los ojos. Pérez Venta dice el 150% con apenas oír la dulce voz del interrogador, deformada en el audio, haciendo preguntas cándidas.
El descuartizador no come cuentos, antes se codeaba con los grandes de la oposición y cobraba en lechugas sus andanzas. Tales virtudes le permiten hoy señalar con el dedo a casi toda la oposición. Según mi pana Ricardo Ríos, solo le faltó echarle paja al Papa y a Batman. Ahora tendrá la oportunidad de codearse de gratis con los grandes del gobierno a quienes seguro jamás ha conocido en persona. Él es, igual que su presentador, el descuartizador de la verdad.