Cualquier persona con un mínimo conocimiento de la realidad venezolana actual, estaría en capacidad de entender el truculento parapeto que pretenden montar los titiriteros del régimen en su afán de aferrarse a un poder ilegítimo e inmoralmente mantenido contra un honesto y glorioso pueblo que no merece, ni está dispuesto a aguantar, tantas formas de atropello de la manera sistemática como lo viene padeciendo.
No termina la máxima dirigencia del PSUV, con pretensiones de constituirse en partido único del país como sucede en el “mar de la felicidad”, de aclararle a los venezolanos que lo reclaman, cómo es que después de haber recibido la nación la inmensa cantidad de dólares provenientes del negocio petrolero no se disponga del mínimo requerido para garantizarle a la población los bienes y servicios a los que tiene derecho; por qué las reservas internacionales se encuentran en su más bajo nivel de los últimos años; por qué se viola el Estado de derecho con la arbitraria inhabilitación, sin juicio legal, y la sostenida campaña difamatoria en contra de los candidatos con mayores posibilidades de triunfo en las cercanas elecciones parlamentarias y en las futuras presidenciales, mientras se encargan de montar las más inverosímiles farsas con las más sucias armas para sacar de la escena a los que, más que adversarios, considera sus enemigos.
A quiénes creen los personajes del régimen involucrados en esta nueva patraña que puedan engañar con su mal fabricada versión de involucrar a respetados venezolanos en crímenes tan atroces y otros actos delictivos, utilizando a delincuentes confesos y bajo su propia protección. Y esta infame práctica no es nada nueva, ya otros voceros de la oposición les han recordado aquel parapeto montado por el entonces fiscal Isaías Rodríguez con su “testigo estrella”, Giovani Vásquez, en el caso del asesinato de Danilo Anderson. Tanto o más cruel para el país han resultado las puestas en escena de comedias tan dañinas para los venezolanos como haber manipulado a la opinión pública, con su moribundo “amado líder” para los fines de mantener a su partido en el poder; y cómo la nefasta versión de la “guerra económica” que pese a ser impulsada por sus militares cuatrisoleados va para tres años con un agravamiento progresivo de la escasez de alimentos y medicinas.
Pero, afortunadamente los venezolanos no somos tan pendejos como nos imaginan Maduro y Diosdado, los artistas del tinglado apoyados por sus títeres en posiciones subalternas; no señor, así como la población desafía al poder a través de las diferentes formas de expresión, que incluyen a las encuestas, para expresar su rechazo y disposición de darle un vuelco a la tragedia que sufren todos los venezolanos, de las propias filas de las instituciones que manejan, salen personajes que levantan su voz para denunciar lo que está sucediendo y demostrar que todo lo que viene desde el alto gobierno es puro engaño.
Y así como en su momento, un Jorge Giordani destapó la olla y otros voceros tradicionales del régimen como periodistas de Aporrea, como quienes desde el exterior vienen planteando denuncias que lo desenmascaran e involucran con actos ilegales e inmorales, sólo en esta última semana se han expresado sobre la situación que padece el país, importantes personajes vinculados al PSUV como los ex ministros Héctor Navarro y Ana Elisa Osorio. La última bomba les explotó en la cara, de su propia gente y más concretamente de las fuerzas armadas que se cogieron para su uso exclusivo, les salió nada menos que un coronel, José Martín Raga Garavito, quien sin pelos en la lengua y con muy pocas palabras describió gran parte de las marramuncias que mantienen a la población en el triste estado que la afectan.