El pasado día viernes sucedió en Los Palos Grandes algo sintomático de estos tiempos. Algo que por ningún motivo puede pasar desapercibido. Algo que hace apenas unos años atrás nos habría parecido un imposible, pero que hoy se muestra ante nosotros con toda la crudeza de una dura realidad. Me refiero al linchamiento de unos antisociales que, tomados in fraganti por un grupo de transeúntes, se convirtieron en el objeto receptor de la frustración acumulada de una sociedad que ya está cansada de vivir con miedo.
Nadie puede estar de acuerdo con que alguien tome la justicia por sus propias manos. Todos, a una sola voz e independientemente de lo decepcionado que pudiéramos estar con el funcionamiento de nuestras instituciones de justicia, debemos rechazar y evitar ser parte del desbordamiento destructivo de la rabia colectiva. La vida civilizada, esa que queremos afianzar y asegurar los que luchamos día a día por La Mejor Venezuela, sólo se puede lograr en un marco del respeto a una ley justa y legítima, única vía para superar la destrucción salvaje del “estado de naturaleza” anterior al contrato o pacto fundacional de toda sociedad.
Sin embargo, cuando suceden eventos tan terribles como este, amén de rechazarlos, todos tenemos también la obligación ciudadana de detenernos en ellos y reflexionar profundamente sobre sus causas.
Un aspecto común en todos los casos de linchamiento es el cansancio de la gente por no encontrar respuesta de las autoridades a sus repetidas solicitudes de seguridad y justicia, algo que la lleva a explotar con extrema violencia.
En Chacao esto nunca había sucedido. Nuestro municipio hasta hace no mucho tiempo podía presumir de ser el más seguro del país y uno de los más seguros del continente; y es que a pesar de la terrible realidad nacional, Chacao hasta hace unos años logró ser una isla de seguridad en un país cada vez más inseguro y violento.
No obstante, desde hace poco tiempo para acá, los vecinos de Chacao hemos visto con mucha preocupación como la inseguridad ha aumentado exponencialmente en nuestro municipio. Testigos y víctimas de primer orden de este incremento delictivo han sido precisamente los vecinos de Los Palos Grandes, quienes han estado sufriendo constantes robos y secuestros.
Los que tenemos la responsabilidad de ser autoridades electas por el voto popular no podemos llamarnos a engaño ni ver hacia los lados para buscar a quién echarle la culpa. No. Precisamente esa ha sido la actitud irresponsable del gobierno nacional y eso nos ha traído a donde estamos hoy. Por el contrario debemos dar un paso al frente y reconocer que es el Estado en todos sus niveles (nacional, regional y municipal) el principal responsable de garantizar la seguridad ciudadana.
En Chacao, como en cualquier otro municipio del país, la primera línea de defensa con la que cuentan los ciudadanos y el primer responsable de su seguridad es el alcalde. Él es quien comanda la policía municipal; él es quien formula el presupuesto anual para dotar y formar a nuestros funcionarios policiales; y él es quien está llamado a ejecutar la política de seguridad ciudadana. En un municipio como Chacao, nadie está mejor facultado que el alcalde para dar respuesta a los requerimientos de seguridad.
Es por ello que ante el problema de seguridad que afecta la vida no sólo de todos los chacaoenses sino también la de los vecinos de otros municipios que vienen a hacer vida en Chacao, que quiero exhortar públicamente, como lo aprobamos por unanimidad los concejales el pasado 14 de abril, a que se declare Zona de Atención Especial la Urbanización Los Palos Grandes, donde toda la gestión municipal se avoque al tema de la prevención del delito convirtiéndolo en un plan piloto que pueda ser llevado a todo el municipio, y mediante mesas de trabajo podamos incorporar a los vecinos organizados, los concejales y al alcalde, para así tomar medidas concretas que nos lleven a recuperar la tranquilidad que otrora tenía nuestro municipio.
No hacer nada no puede ser una opción.
@AlfredoJimenoR
Concejal de Chacao