Muy al contrario de las declaraciones que han emitido algunos voceros gubernamentales sobre el pleno abastecimiento de alimentos en Junín, uno de los seis municipios incluidos en el estado de excepción para la aplicación de la Operación Libertad del Pueblo, OLP, tanto en Rubio como en sus parroquias la falta de productos de la cesta básica sigue ocurriendo, pese al cierre de la frontera, publica La Nación.
Interminables colas de compradores se observaron este martes en los principales abastos y comercios de Rubio, donde mayormente mujeres con niños buscaban desesperadamente poder adquirir cualquier alimento procesado o productos de aseo personal y de limpieza.
Durante un recorrido por el casco central de Rubio, reporteros de Diario La Nación constataron las necesidades que padecen los rubienses para adquirir cualquier artículo, ya sea este a precio regulado o hasta revendido.
En las inmediaciones del Mercado Municipal, donde se concentra la gran mayoría de abastos y supermercados de Rubio, se apreciaron kilométricas colas de personas para adquirir papel higiénico, toallas sanitarias, servilletas, pañales y champú, y en uno que otro comercio, jabón en polvo y harina de maíz.
Un grupo, de al menos unas doscientas personas, soportó más de tres horas de sol, solamente para poder adquirir un paquete de cuatro rollos de papel higiénico en el supermercado Ofertas 2000, pero no todas pudieron comprarlo, pues los dueños del establecimiento repartieron cien números, a igual cantidad de clientes, pues la mercancía solo alcanzaba para un centenar de ellas, lo cual causó malestar entre quienes no pudieron obtener el producto.
“Hago hasta tres colas diarias”
Las penurias que enfrentan los desesperados rubienses para poder comprar cualquier producto se reflejan en el rostro de Dora Gelvis, quien relata que debe hacer hasta tres colas al día y recorrer varios supermercados para lograr, a veces, un solo artículo.
—Tengo 55 años de edad y, pese a mi edad, me toca salir a la calle para tratar de comprar alimentos y en ocasiones he hecho tres colas en un mismo día para llevarme algún producto a la casa; en ocasiones no logro adquirir nada, pues cuando me traslado de un comercio a otro, ya se han acabado las existencias.
Dijo con voz entrecortada que la situación de desabastecimiento se ha acentuado en los últimos días y pese a que la frontera se encuentra cerrada. “Desde el Gobierno dicen que el desabastecimiento es porque se llevan todo para Colombia, pero eso no es verdad, ya que tenemos una semana con ella cerrada y aún no aparecen los alimentos básicos”, apuntó.
“No se consiguen artículos de aseo personal”
Para Rosa Adriana Suárez, la ausencia de alimentos en los anaqueles de las tiendas de Rubio suele ya ser una constante, al igual que la falta de artículos de aseo personal.
—Durante todo este año me ha costado conseguir toallas sanitarias y cuando se consiguen, solo se puede comprar un paquete y eso no alcanza para nada. Con la frontera abierta, se tenía la posibilidad de viajar a Cúcuta y comprarlas, pero ahora, con el cierre indefinido, no se puede pasar hacia allá. Estamos al borde del caos, pues acá -Rubio- llega muy poca mercancía y cada día se acentúa más el desabastecimiento.
Las declaraciones de la joven son corroboradas por otras mujeres que le acompañan en la cola para comprar champú, y aseguran que la consecución de las toallas sanitarias es una odisea que deben vivir mes a mes, cuando requieren el producto.
“No hay ni para alimentar a las gallinas”
La carencia de alimentos para los pobladores del municipio Junín no se circunscribe solamente a ellos, pues también hay déficit muy profundo de concentrados y maíz, fundamentales para la alimentación de pollos y gallinas.
Vicente Herrera, quien esperaba pacientemente frente a un abasto en la plaza de mercado para comprar maíz amarillo, se quejó de la poca producción del grano y los precios que este tiene y que ahora, según afirma, lo obligan a dejar de lado el negocio de la crianza de gallinas. “Casi no se consigue maíz; pero, si logras conseguirlo, un kilo te puede costar 90 o 100 bolívares, lo cual es un abuso, pues hace un mes el kilo se cobraba a 30 bolívares. Un bulto de ponedora, que es alimento concentrado para las aves, costaba hace unos meses 700 bolívares y desde ayer, lunes, ya lo cobran a 2 mil 800 bolívares. Con esos precios lo único que nos queda es acabar con las aves y cerrar los corrales”, aseguró.
La crisis para la consecución de cualquier alimento procesado en Rubio o del campo, ya alcanza niveles muy preocupantes, pues son muy pocos los comercios que existen para atender la elevada demanda de los más de 130 mil habitantes que tiene la municipalidad, aunado a la falta de abastecimiento.
Pablo Eduardo Rodríguez