La escena en el desierto egipcio de Darb al Wahat durante el mediodía del pasado domingo era de lo más habitual: un grupo de turistas, sus chóferes y guías habían hecho un alto en el camino para almorzar. Por su belleza natural, el paraje atrae cada año a miles de turistas. Eran las 14.00 y caía un sol de justicia. “Estaban comiendo tranquilamente, y de repente, apareció un helicóptero y les lanzó varios mísiles, destrozando sus vehículos”, ha contado a EL PAIS un familiar de uno de los chóferes que conducía el convoy de turistas mexicanos.
El bombardeo, llevado a cabo por error por parte del Ejército egipcio, causó la muerte de al menos ocho de los viajeros mexicanos, además de otros cuatro acompañantes de nacionalidad egipcia, según fuentes de la fiscalía citadas por el diario oficialista egipcio Al Ahram. [El Gobierno de México hasta ahora ha reconocido dos fallecidos y seis heridos entre las víctimas]. En una llamada a su homóloga mexicana, Claudia Ruiz Massieu, el ministro de Asuntos Exteriores egipcio, Sameh Shukry, atribuyó la tragedia a un error debido a que las fuerzas de seguridad realizaban una “operación antiterrorista” en la región. El convoy habría sido confundido con otro de yihadistas pertenecientes a la filial egipcia del autodenominado Estado Islámico.
Todas las versiones de los testigos oculares coinciden en la existencia de un ataque aéreo. “Nos encontrábamos a unos 200 metros de la carretera … nos sorprendió un estallido súbito y muy fuerte”, relató Faruq, otro de los acompañantes egipcios que sobrevivió al brutal bombradeo, en una entrevista telefónica al programa de televisión Jadra al-muatin (La presencia del espectador), de la cadena Al Asima. “Pude salir corriendo, subirme a uno de los coches, y huir en busca de ayuda”, añadió Faruq, que resultó levemente herido a causa del impacto de metralla en una pierna.
De la decena de heridos, algunos de ellos en estado crítico, siete son de nacionalidad mexicana, dos de nacionalidad egipcia, y una mujer es de nacionalidad estadounidense. Todos ellos fueron evacuados por ambulancias y conducidos al hospital de Dar al-Fuad, situado al oeste de El Cairo. El embajador mexicano, Jorge Alvárez, pudo conversar con sus compatriotas heridos que le explicaron los detalles de lo sucedido. El presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, condenó inmediatamente la incidente y solicitó una “investigación exhaustiva” a las autoridades.
De acuerdo con la versión del Gobierno egipcio, el convoy de viajeros, formado por cuatro vehículos todoterreno, no contaba con los permisos necesarios para circular por la ruta escogida. Sin embargo, fuentes de la compañía turística Windows of Egypt -la encargada del tour- han asegurado que habían informado debidamente a las autoridades. Una de las responsables de la empresa hizo pública en Facebook una fotografía del calendario de actividades del grupo firmado por un responsable de la policía turística, según informa desde El Cairo Azza Guergues.
En el documento, se puede leer que a las 8.00 de la mañana, el convoy debía “moverse hacia Wahat al-Bahariya”, el lugar del siniestro. Asimismo, el viaje tenía una duración de dos semanas, del 11 al 25 de septiembre, y el guía responsable era Nabil Mohamed Alí. La hoja también indica la nacionalidad de los turistas: “mexicanos”. El superviviente, Rashid Faruq, explicó en su intervención televisiva que “no había ningún cartel que indicara que se trataba de una zona de paso restringido”.
Desde hace un par de años, Egipto padece el azote de una tenaz insurgencia islamista que se ha cobrado la vida de cerca de 700 agentes de las fuerzas de seguridad. Varias organizaciones de derechos humanos, incluida Human Rights Watch, han denunciado que el Ejército egipcio aplicaba una política de tierra quemada en los puntos más calientes del conflicto, como la península del Sinaí.
Además de abusos contra la población civil, han criticado la impunidad de las fuerzas del orden, que raramente deben rendir cuentas ante los tribunales. De hecho, una ley antiterrorista aprobada el mes pasado blinda a los agentes de cualquier persecución legal por acciones derivadas de la lucha antiterrorista. Quizás este hecho ayuda a explicar la precipitación del Ejército egipcio al bombardear el convoy.