Los vecinos del callejón Manaure se enlutaron desde el pasado lunes tras el operativo policial desplegado en Santa Rosa de Agua, al norte de Maracaibo, en la parroquia Coquivacoa, por parte de diferentes cuerpos de seguridad. Oraron ante los ataúdes de los hermanos Néstor y Héctor García Ortega. La comunidad denuncia abuso policial. “Santa Rosa no durmió”, señaló una vecina en referencia a las declaraciones del gobernador Francisco Arias Cárdenas, publica La Verdad.
Los aledaños al hecho lloraron la muerte de los García en el bohío el Rancho de Kenny. Lugar que frecuentaban seguidamente, en su mayoría los domingos en la mañana, cuando compraban desayunos. Desde las 11.00 de la mañana de ayer llegaron el par de féretros, la comunidad los abrazaba mientras que rendían oraciones.
Los vecinos explicaron que los hermanos eran muy unidos. No dejaron pasar la ocasión e indicaron que harían una denuncia formal por el “abuso policial” que ejerció la Policía.
Adriángela Ortega, familiar de los hermanos, dijo que los policías llegaron a buscar delincuentes pero “lo que hicieron es traer más, porque esos solo vinieron a robar”. Aseguró que las muertes del sector no pasarían por debajo de la mesa y harían todo lo posible por sacar la verdad al escarnio público.
Los cuerpos los trasladó la funeraria San Alfonso hasta el cementerio Corazón de Jesús, donde les dieron santa sepultura.
Abuso
Las pertenencias de los hermanos Jonathan y Jorge Olivares; Néstor (28) y Héctor García Ortega (35), y Eduardo Luis Moreno, no aparecieron. Tal es el caso de Héctor, que su braga y carnet que lo identificaban como trabajador del diario La Verdad no las entregaron. A los menores de edad que revisaron los golpearon e insultaron. Un joven de 15 años mostró las heridas que sufrió producto del maltrato que vivió al ser trasladado hasta el Comando de la Policía regional en el sector Los Bucares, conocido como “Los Patrulleros”.
Las marcas en su piel eran por golpes. Contó que los acomodaron en la cancha del recinto y les gritaban que eran los “malandritos” de Santa Rosa. “Decían que desde pequeños nos alimentaban con teteros de perico”. Dijo que el maltrato verbal era insoportable, al llegar los fiscales del Ministerio Público bajaron la guardia, notaron que ninguno tenía antecedentes penales, pero a su hermano, David Daniel Ortega Barroso, de 22 años, “le sembraron droga” para que se quedara detenido. En su intento por no ser sometido a castigo, sus parientes mostraron cartas de trabajo de David, “pero los policías no comieron de eso”.