La torre de la dictadura de Maduro. Así le llama de ahora en adelante Lilian Tintori a la Cárcel Militar de Ramo Verde. Allí se encontró con su esposo, el líder opositor Leopoldo López, un día después de la sentencia. Ella iba subiendo las escaleras del piso tres hacia el cuatro. Él venía en sentido contrario. “Escuché unos pasos, nos miramos”. El abrazo aquel día fue extenso, sentido.
Al estar escuchar la sentencia de 13 años, 9 meses 7 días y 12 horas ¿Qué fue lo primero que le pasó por la mente?
-La confirmación de nuestros peores miedos, que estamos ante un régimen corrupto, ineficiente, antidemocrático y represor que controla los poderes y no permite la autonomía judicial. Pero también tuve la certeza de lo que hemos venido denunciando desde el primer día con mucha responsabilidad.
-Leopoldo López es un secuestrado del régimen, en este proceso no hubo pruebas, no hubo testigos, desaparecieron expedientes, aún y cuando debía ser público el juicio, fue secreto y se descartó el testimonio de los dos testigos más importantes que son justamente los que dijeron que él no mandó mensajes entre líneas para incitar a la violencia, sino que al contrario, se expresó claro, conciso y llamaba a la calma. ¿Cómo será que nunca hemos visto una foto de Leopoldo entrando o saliendo de la audiencia debido a la fuerte custodia que le imponen?
¿Qué fue lo último que le dijo López antes de despedirse en el tribunal?
-Leopoldo dijo ese día: “con orgullo recibo estas esposas; no me las quitará ningún juez, ningún fiscal de esta dictadura. Me las quitará el pueblo de Venezuela”. Nos abrazamos muy fuerte. La condena en su contra es una injusticia y eso lo sabe el pueblo de Venezuela y el mundo entero. La jueza solo cumplió órdenes de arriba, porque en todas las audiencias del juicio, los testigos solo confirmaron su inocencia y la de los estudiantes enjuiciados.
¿Ya le dio la noticia a sus hijos Manuela y Leopoldo? ¿Cómo piensa decirles?
-Es una situación muy dura, porque a un niño le cuesta mucho entender por qué su padre está tras las rejas si siempre le ha comunicado el profundo amor que siente por Venezuela y por su gente, y como sueña con la mejor Venezuela. La gente nos para y nos abraza en las calles, nos transmite su afecto para Leopoldo, nos dicen que admiran su lucha y su valentía, y los niños son testigo de ello, sobretodo mi hija mayor Manuela que tiene 5 años. Ella entiende que la gente lo quiere y se pregunta ¿por qué si la gente quiere a Papi, Maduro lo tiene preso? Yo le he explicado a mi hija Manuela que a veces los héroes están en prisión. No le deseo a nadie la crueldad de esta situación porque es muy difícil explicarles a nuestros hijos porqué su padre está en la cárcel por soñar con un mejor país.
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