Había pasado apenas un día desde que proclamara sus intenciones de normalizar la frontera con Colombia cuando el presidente venezolano Nicolás Maduro hacía todo lo contrario y anunciaba la extensión del estado de excepción a todas las regiones fronterizas. Según anunció el propio presidente en su programa semanal televisivo En Contacto con Maduro, los municipios del estado de Amazonas han quedado también bajo el estado de excepción decretado el 19 de agosto para otros estados a lo largo de la frontera. Desde el primer momento tras la escenificación de la cumbre de Quito se había señalado tanto en Bogotá como en círculos de la oposición de Caracas que la palabrería del comunicado final no tenía recorrido alguno, publica ABC de España.
Y que el desencuentro había sido duro y clamoroso. Lo cierto es que todos los estados fronterizos de Venezuela con Colombia, desde Amazonas en el sur a Zulia en el norte, han quedado bajo estado de excepción. Que según fuentes de la oposición en Caracas es menos un estado de excepción que un estado de sitio con ocupación militar con masivas restricciones de las libertades civiles e individuales que hacen prácticamente imposible la actividad política y la campaña electoral ante las elecciones del 6 de diciembre.
Nadie duda en Caracas de que precisamente el condicionamiento de las próximas elecciones es el auténtico fin de este estado de emergencia que se ha extendido como una mancha de aceite y nadie excluye lo siga haciendo. El presidente Maduro y todo el aparato de propaganda chavista llevan más de un mes de intensa campaña contra supuestas actividades de paramilitares y terroristas además de saboteadores económicos y contrabandistas que hacen según ellos un daño terrible a la economía venezolana. En el marco de esta campaña se han producido atroces violaciones de los derechos humanos contra civiles colombianos. Hay más de cinco millones de colombianos en Venezuela, en gran parte concentrados en aquellos estados fronterizos.
El anciano líder de Acción Democrática y exministro de Interior, Octavio Lapage dice que «la estrategia del gobierno para enfrentarse a la documentada amenaza de una derrota abrumadora el 6 de diciembre es sembrar el terror para que los electores tengan miedo de salir a la calle y de trasladarse a los centros de votación. Hay suficientes evidencias de esta alevosa estrategia oficial». Dice Lepage que la mas aparatosa evidencia es precisamente ese estado de excepción decretado en zonas de densa población votante de la oposición. Prosigue la ofensiva agotadora del oficialismo chavista en televisión para presentar el contrabando de menudeo de colombianos a ambos lados de la frontera como causa de males del abastecimiento y la crisis.
Lo cierto es que, como denuncia también el propio Page, el gran contrabando de la gasolina -prácticamente gratuita en Venezuela- lo realizan los militares venezolanos en camiones y barcos. La extensión del estado de excepción refuerza las informaciones imposibles de confirmar de que Maduro tiene encuestas que auguran un terrible desastre al oficialismo y que la oposición con su lista de la Unidad podría estar -en unas elecciones limpias- cerca de la mayoría de dos tercios. Con esta mayoría, una nueva asamblea podría comenzar un rápido proceso de liquidación de las instituciones firmemente controladas por el chavismo, como también un proceso revocatorio para destituir al presidente cuyo mandato no vence hasta 2019.