La cola en el Abasto Bicentenario ubicado en el centro comercial Zulia, en Puerto Ordaz, avanzaba con relativa normalidad este sábado en la mañana. El producto disponible era leche, uno de los más buscados en el país, publica Correo del Caroní.
Cargados o a su lado, madres, tías y abuelas estaban acompañadas de sus niños: esperaban, bajo el sol y la lluvia, este artículo, uno de los más escasos de la canasta básica en Ciudad Guayana.
Las madres, tías y abuelas sostienen que no tienen con quién dejarlos. De lunes a viernes: la lección es en la escuela; los sábados, en una cola.
“Es injusto, pero la situación del país nos obliga”, manifestó Darilys Gil, acompañada de su hijo de 1 año. “Yo no trabajo y me quedo todo el día con él, no tengo dónde dejarlo, por eso lo traje”. Afirma no tener otra opción más que comprar a “precio justo”. En la calle es pagar sobreprecio.
“Un paquete de 32 pañales puede llegar a costar hasta 2 mil bolívares. Intenté comprarlos a precio regulado en el Farmatodo de la avenida Atlántico y no pude. Perdí mi tiempo (…) Por eso en todo terminamos gastando más de lo necesario”, agrega Gil.
Más adelante, cerca de la entrada, está Yeidis Báez, embarazada. Llegó a Puerto Ordaz de Barrancas del Orinoco. La acompaña su hija: “Hoy está cumpliendo 3 años”, cuenta Báez, con un cansancio en su cara.
La niña estaba inquieta, no dejaba de llorar ni de moverse. La escasez de productos en Barrancas la trajo a Ciudad Guayana, donde al menos cinco personas han muerto por la violencia en las colas.
A pocos kilómetros, en el Farmatodo de la avenida Paseo Caroní, una escena similar se desarrollaba por la llegada de pañales. Cientos de madres esperaban su turno. La fila le daba la vuelta al establecimiento. Como de costumbre, muchas de ellas cargaban a sus hijos; a veces, llevarlos es un requisito para poder comprar estos artículos.
Geanni Rousnack amamantaba a su bebé de dos meses cerca de la puerta. Las condiciones precarias de este estilo de vida han afectado la salud de su hijo. “Lo tengo con gripe porque tenemos que salir a las 4:00 de la mañana y el clima hizo que se enfermara. Y para colmo, hay que comprar lo que llegue a juro. Nada ha cambiado”, se queja.
Otra de las madres en la cola comenta que, además de incómodo, pero necesario, sale también más caro. “A mi hija le cayó agua y sol en una cola y le terminó dando fiebre (…) Hay que mantenerlos comprando agua, jugos y trayéndoles todo”, explicó con su pequeña de 1 año, al lado.
El futuro del país
“Difícil”, vaticinaron las madres en las colas al preguntares por el futuro de sus hijos.
“Esperemos que haya un cambio el 6 de diciembre. Yo estaba con el Gobierno, pero ya no puedo: si las cosas van a ser así”, razonó Sobeida Márquez a su respuesta. Tiene un niño de 2 años y 3 meses, su desesperanza refleja el eco de muchas madres venezolanas al hablar del panorama que le espera a aquellos que están empezando su vida… y la hábito de esperar en una cola para poder comer.
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