La noticia de esta semana sobre la orden dictada por un tribunal de buscar a la fuerza a los directores de el diario El Nacional, el diario Tal Cual y la página web de noticias La Patilla, seguramente fue leída por muchos y comentada por su importancia por pocos. Quizás los venezolanos no han tenido tiempo entre las calamidades que atraviesan diariamente, de sentarse por un momento a internalizar el significado de estas acciones gubernamentales para coartar la libertad de expresión y controlar aun más la información en un país donde la hegemonía comunicacional la ejerce el régimen.
Periódicos han cerrado por crisis económica y falta de papel por ejemplo, páginas web han sido bloqueadas por el gobierno nacional para evitar que sean leídas por los usuarios de internet, periodistas y comunicadores han sido invitados a renunciar a sus programas de radio y TV o se han visto en la necesidad de hacerlo por respeto a sus convicciones, usuarios de las redes sociales han sido amenazados y amedrentados y hoy en día seis personas permanecen presos por expresarse en tuiter. A esto sumamos reporteros detenidos por documentar las colas en los supermercados y farmacias, por sacar fotos en las protestas, además de que muchos han sido agredidos y sus equipos retenidos o destruidos.
Con todo esto, mi misión hoy para con ustedes mis lectores, es hacer un llamado de alerta. Los periodistas, los fotógrafos y camarógrafos han sido durante estos últimos años, protagonistas de muchas historias de protección de ciudadanos indefensos en distintas circunstancias, que con su presencia y sus cámaras, han evitado abusos en el uso de la fuerza publica por parte de los organismos de seguridad del Estado, detenciones arbitrarias y han documentado violaciones de derechos humanos que sin ellos, quizás pasarían desapercibidos entre los cientos de delitos impunes que suceden en nuestro país semanalmente. Personalmente puedo dar fe, de casos donde al pedir a una televisora o una radio sacar una noticia en “vivo”, ha provocado que detenidos o personas supuestamente desaparecidas, “aparezcan” milagrosamente.
La gente busca siempre a los medios para denunciar. Acuden a ellos para ser tomados en cuenta. Y ante la complacencia comunicacional de los medios que controla el Estado y que pretenden hacer ver que Venezuela es el paraíso terrenal, los ciudadanos buscan las cámaras o periodistas que si sacan las noticias sobre sus problemas. Cada día, son menos. Cada día, los medios de comunicación tienen más restricciones para transmitir o publicar noticias.
Por esto, el venezolano se ha convertido en reportero nato. Sobran en las redes fotos y filmaciones donde los abusos cometidos por organismos de seguridad del estado han quedado plasmados en sus teléfonos. Hasta ahora, el gobierno no ha podido controlar esto, y eso lo desespera y por eso persigue y ubica a usuarios de las redes y los amedrenta.
Estamos a pocos días de las elecciones parlamentarias. Estamos estimados lectores, frente a la última oportunidad que tienen los venezolanos de rescatar las Instituciones y el Estado de Derecho con las únicas armas que tenemos los demócratas en nuestro país: La Constitución y las leyes. Los días por venir no serán fáciles. El gobierno se prepara para tratar de evitar su contundente derrota y ya sabemos cuales son sus trampas y las estrategias usadas. Hoy más que nunca, Venezuela necesita a la prensa libre. A quienes puedan decirle a los venezolanos y al mundo entero lo que estará sucediendo antes, durante y después de las elecciones. La persecución y acoso a nuestros periodistas, a nuestros directores de medios, a nuestros camarógrafos y fotógrafos es y debe ser problema de todos. Sin medios y prensa libre, no hay garantía del libre ejercicio democrático. Libertad de información y opinión, que son derechos humanos, no es Maduro en cadena nacional con su espectáculo casi a diario. Sólo quienes se sienten débiles y rechazados obligan a los medios a encadenarse para tratar de imponerse ante los ciudadanos. Gracias al mundo moderno, existen los canales por cable y el internet para evitar este suplicio.
Por eso estimado lector, no sólo son Alberto Federico Ravel, Miguel Enrique Otero, Teodoro Petkoff, David Morán….pensar que el problema es sólo de ellos es un gran error. Somos todos los venezolanos los que estamos siendo perseguidos por expresarnos libremente y por pensar que este régimen corrupto, que dilapidó el dinero público, secuestró las instituciones democráticas y nos empobreció como nunca antes, tiene sus días contados. Desde esta columna, mi solidaridad con quienes a pesar de tener el peso de la BOTA en sus cabezas, siguen adelante, tratando de decirle a nuestros compatriotas que nos estamos jugando el futuro de nuestros hijos y nietos los próximos meses por venir. ¿Cómo quiere usted vivir? ¿Libre o amedrentado y vigilado, aguantando cola y recibiendo miseria mientras ellos siguen burlándose de usted?