Nada de esto puede ser visto como algo extraño, porque a cada hora y a cada minuto, los problemas más graves que sufre diariamente el venezolano no hacen sino empeorar.
Vamos por primera vez en 17 años hacia unas elecciones en las cuales la oposición muestra una imagen de ganadora. La gente en la calle da por seguro que el chavismo va a perder las elecciones.
La realidad es que esto no lo sabremos con certeza sino el 6 (…o el 7… o el 8…) de Diciembre. Además, hay varias formas de triunfo en estas elecciones, pero una sola es la que le puede funcionar apropiadamente a Venezuela para salir de este atolladero: que el oficialismo actualmente gobernante quede en minoría clara y definitiva en la próxima Asamblea Nacional en cuanto a número de Diputados electos. Sólo esta.
Hace unos días Maduro expresó públicamente que “las elecciones del 6 de diciembre pudieran ser las más difíciles que ha enfrentado la revolución”. ¿A quién le hablaba? No era al país en su totalidad, sino a sus propios seguidores, que cada vez son menos. Les está dando una alerta, les está enviando un mensaje previniendo lo que pronto puede suceder. Algo así como que “en guerra avisada no mueren soldados”.
¿Y para qué? Quizá para anticiparse e irse protegiendo de la profunda ira y rabia que una pérdida de las elecciones podría provocar en la militancia roja.
No es para menos, porque según la última encuesta de Venebarometro, 87% % de los entrevistados quiere un cambio en la conducción política del país. Eso significa que casi 9 de cada 10 venezolanos no quieren seguir siendo gobernados por el chavismo.
Los venezolanos decentes, que somos la mayoría en este país, hemos vivido con creciente miedo a medida que van pasando estos años. No por nada, uno de las frases que mucho se ha usado en las marchas ha sido “¡No tenemos miedo!”. Una suerte de mantra o de grito grupal para reforzar la confianza individual.
Una de las estrategias aprendidas de la escuela cubana castro-comunista por nuestros criollos aprendices de dictador, es aplicar el terrorismo de Estado. Infundir miedo a toda la población a fin de inmovilizarla. Hacerle sentir que ya nada es recuperable. Que lo instaurado es “irreversible” (¿verdad, Tibi…?). Que se han perdido todas las esperanzas.
Siempre se asegura sobre el miedo que el punto clave no es no tener miedo, sino cómo manejar el miedo que se tiene. Para una enorme proporción de venezolanos, el miedo ya es algo que es familiar, diario, común. En buena medida lo hemos logrado dominar y domesticar.
Sin embargo, quienes saben poco de miedo son los que han controlado a Venezuela durante los últimos 17 años. Han hecho y deshecho a su libre entender y parecer. Inclusive pasando por encima de los más elementales derechos de los ciudadanos. Su excesiva audacia y atrevimiento no les ha hecho conocer el miedo. Hasta ahora.
Para ellos, el miedo es una novedad. Y lo evidente es que están comenzando a sentirlo, dados los pronósticos que se avecinan para las próximas elecciones. Están comenzando a sentir mucho miedo. Al anunciar lo “difíciles que pueden ser estas elecciones”, algunos dirigentes chavistas intentan curarse en salud.
Los que han controlado y controlan aun este Estado totalitario saben perfectamente el desastre que han hecho en Venezuela. El desfalco de los bienes del país, el saqueo de las arcas, el robo masivo de miles de millones de dólares, el abuso indiscriminado en contra de los venezolanos en base a argucias legales de dudosa ejecutoria, la destrucción general del país, y pare de contar.
El profundo miedo que están sintiendo los lleva a proferir amenazas muy graves, como la de Maduro el pasado 12 de Octubre según la cual “ganarán las elecciones como sea”, recalcando varias veces el “como sea”, y preguntando a los asistentes si “lo entendieron”. No son sino intentos de creación de miedo que veremos in crescendo de aquí hasta las elecciones.
Perder el poder para ellos es perder todo. Absolutamente todo.
Sin duda, como para que sientan miedo parejo.
@APlumazoLimpio – @bhorande