El pasado viernes tuvimos un foro por demás interesante con los filósofos José Luis Da Silva y José Francisco Juárez, a propósito de la quiebra mora y ética del país. Discutíamos, por ejemplo, cómo se nos ha vuelto tan borrosa, tan frágil, la línea que separa lo correcto de lo incorrecto, el bien del mal, el comportarse como es debido y el no hacerlo, el delito y la legalidad. Y en este punto el doctor Da Silva hizo una observación interesantísima: esto tiene que ver con la humillación. Cuando a usted le humillan, usted se desespera, pierde el control, pierde lo que es y la distancia entre el bien y el mal empieza a desaparecer. Me llamó mucho la atención porque la palabra humillación no había aparecido en mi diccionario del lenguaje político de estos años. No había reparado en que esa es la palabra que define nuestro castigo; en el daño terrible que se nos ha hecho a los venezolanos humillándonos.
¿Qué es humillar? Según el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, humillar es abatir el orgullo y la altivez de alguien. Herir el amor propio o la dignidad de alguien. Cuando usted tiene que pasar largas horas de cola para comprar algún alimento, usted es una persona humillada. Cuando usted tiene que soportar largas horas en la oscuridad porque no hay luz, usted es una persona humillada. Cuando usted es un enfermo de cáncer y necesita con urgencia medicamentos que no consigue, usted es una persona humillada. A los venezolanos nos han humillado, nos han irrespetado terriblemente a lo largo de todos estos años. Y la situación con el paso de los días se agrava de manera cruel y miserable.
Quisiera cerrar el comentario con este texto titulado “Pequeñas humillaciones”, que publicó en el Facebook el gran hombre de teatro, actor y director que es Héctor Manrique. Hablé con Héctor luego de haber leído la nota, y le pregunté si era cierta. Me respopndió afirmativamente: “sí, yo fui testigo presencial”. Dice:
¡Pequeñas Humillaciones!
Hace un par de días en una farmacia de Los Palos Grandes, una niña de 13 años hacía su cola para comprar toallas sanitarias. Cuando le toca pagar, la cajera le dice que no puede comprarlas. ¿La razón? Es menor de edad. La niña insiste en que las necesita y la cajera también insiste en la imposibilidad de adquirirlas. Luego de un par de minutos la niña se arma de valor, se sube el suéter y le muestra el pantalón ensangrentado en la entrepierna y le ruega se las venda. La indignación y protesta del resto de los clientes hace que finalmente la cajera se las venda. La niña abandona la farmacia, humillada entre lágrimas.
Y remata Manrique con estas reflexiones:
¿Este es el país que queremos?
¿Esto es lo que llaman Patria un grupo de corruptos?
Esta es la razón por la que TODOS debemos Votar el próximo 6 de diciembre.
La humillación de cada día. ¿Por qué? ¿Por qué ese ensañamiento? ¿Por qué humillarnos tanto a todos nosotros?
¿Qué le hicimos los venezolanos a esta gente?