El presidente de la FIFA, Joseph Blatter, suspendido provisionalmente, terció hoy en el escándalo que rodea al Mundial de 2006 en Alemania por sospechas de compra de votos y aseguró que “nunca en la vida” ha pedido dinero a Franz Beckenbauer, que presidió el comité organizador del campeonato. EFE
En declaraciones al periódico suizo “Schweiz am Soontag”, Blatter afirmó que tampoco reclamó nunca dinero a la Federación Alemana de Fútbol (DFB) y recordó un consejo de su padre: “nunca aceptes dinero que no te hayas ganado y no intentes nunca alcanzar tus metas con dinero”.
“Quiero una salida digna tras 41 años en la FIFA”, afirmó ante el congreso que celebrará la organización el próximo febrero para elegir al nuevo presidente.
Sus declaraciones son el último capítulo en la polémica que ha desatado en Alemania una extraña factura de 6,7 millones de euros abonada en 2005 por la federación alemana, que sostiene que el pago no tuvo nada que ver con una compra de votos para el Mundial.
El presidente de la DFB, Wolfgang Niersbach, intentó explicar esta semana la transacción en una rueda de prensa, pero sólo abrió nuevos interrogantes e hizo reaccionar a su predecesor Theo Zwanziger, quien asegura que sí hubo una “caja negra” en la candidatura alemana al Mundial.
Según Niersbach, en una reunión en Zúrich en enero de 2002 el presidente de la FIFA, Joseph Blatter, ofreció a Beckenbauer una subvención de 250 millones de francos suizos (170 millones de euros según el cambio de entonces).
La condición para recibirla era transferir previamente 10 millones de francos (6,7 millones de euros) a la Comisión de Finanzas de la FIFA, pago que estuvo de acuerdo en asumir Beckenbauer y que finalmente efectuó el entonces jefe de Adidas, Robert Louis-Dreyfus, fallecido en 2008.
La DFB devolvió a Louis-Dreyfus su dinero en 2005, la factura de la polémica.
Muchas preguntas quedaron sin respuesta en la comparecencia de Niersbach, como qué sentido tenía realizar un pago a la FIFA antes de percibir una subvención o por qué no se solicitó un crédito a una entidad financiera, en lugar de aceptarlo de un particular.
Fuentes de la FIFA citadas por el semanario “Der Spiegel” -que destapó el asunto- negaron que se pidan garantías para percibir futuras subvenciones.
Por su parte, Beckenbauer, el “kaiser” del fútbol alemán, impulsor de la candidatura de Alemania al Mundial 2006 y luego presidente de su comité organizador, salió al paso de las primeras informaciones de “Der Spiegel”, pero desde entonces ha guardado silencio.
“No di a nadie dinero para que comprara votos destinados a la adjudicación del Mundial 2006 a Alemania. Y estoy seguro de que tampoco ningún miembro del comité de la candidatura lo hizo”, indicó Beckenbauer en un comunicado.
La única persona que sostiene públicamente la existencia de una caja negra es el expresidente de la federación, Zwanziger, quien ha encargado un informe para determinar si, como máximo responsable de la DFB en 2005, incurrió en un delito cuando autorizó el pago de 6,7 millones a Louis-Dreyfus.
Su teoría es que el dinero pudo ir a parar originalmente a Mohamed Bin Hammam, miembro del comité ejecutivo de la FIFA entre 1996 y 2011.
Suspendido de por vida por la FIFA, el nombre del catarí aparece de forma reiterada en las investigaciones sobre presuntas compras de votos para la concesión de los Mundiales de 2018 en Rusia y de 2022 en Catar.
Mientras continúan las dudas en torno a los 6,7 millones de euros, surgen nuevas informaciones sobre presuntas presiones de la FIFA al comité organizador del Mundial de 2006.
Según publicó este fin de semana el diario “Süddeutsche Zeitung”, a mediados de 2003 la FIFA pidió al comité alemán 40 millones de euros: 33 para las tecnologías de la información durante el Mundial y siete millones “para mostrar la solidaridad alemana con África”.
Esta última partida fue aparentemente rechazada por Beckenbauer, según documentos del comité organizador a los que dice haber tenido acceso el periódico.