No me voy a referir a la columna del periodista Miguel Salazar, sino a las más recientes declaraciones dadas por el alcalde de la ciudad de Valencia, Miguel Cocchiola, publicadas los días domingo y lunes en diarios de circulación regional.
En la primera de ellas, el alcalde señala que “Valencia necesita concejales que se comprometan en la reconstrucción de la ciudad” y mete en un mismo saco la actuación de todos los concejales de una cámara integrada por 9 oficialistas y 4 representantes de la unidad democrática.
El ciudadano alcalde tiene razón en una cosa, se hace urgente recuperar Valencia, y esta preocupación la compartimos, no solo quienes tenemos la responsabilidad de un curul municipal, sino todos los habitantes de esta golpeada ciudad.
Valencia es la segunda ciudad más violenta del país y la séptima del mundo, record que mantenemos desde el 2013 sin que ninguna de nuestras autoridades haga nada realmente eficiente por resolver esa dramática situación. En lo que va de año, apenas se han ejecutado 25 de las más de 200 obras que están previstas en el plan de inversión del año 2015. Nuestras calles están obscuras, intransitables y todavía hay problemas serios con el servicio de recolección de basura, en especial hacia el sur de nuestro municipio. ¡Si, tenemos que rescatar a Valencia!
Desde nuestro cargo hemos aprobado hasta hoy, para el ejercicio fiscal 2015, 323.384.375,26 bolívares en créditos adicionales requeridos por el ejecutivo municipal y autorizado 51.560.039 bolívares en traspasos. Hemos pedido que se aprueben recursos destinados a asfaltado y recolección de aseo urbano, pero lamentablemente, somos minoría en la cámara municipal.
La generalización sobre el trabajo desempeñados por los concejales es injusta e ilógica, además de insidiosa. Los concejales de unidad democrática, no hemos dejado de trabajar, ni un solo día desde que asumimos nuestros cargos, responsablemente, comprometidos con los habitantes de Valencia no solo en construir una mejor ciudad sino también en construir un mejor país, de la mano de nuestros vecinos porque nunca hemos dejado de estar en las calles. Quizás por eso le hemos resultado tan incomodos.
Se hace imperativo recordar que estamos a cinco semanas de una elección tan importante, como lo es la de los diputados a la Asamblea Nacional, y que en este momento, quienes creemos en una Venezuela distinta debemos tratar de enfocarnos en hacer todo lo posible para sumar voluntades y llevar el mensaje de cambio que tanto necesita el país. No parece sensato ni oportuno, utilizar la prensa y distraer a las personas de la realidad que vivimos día a día, por culpa del gobierno nacional y mucho menos para felicitar a Maduro.
A pocos días de la elección, el alcalde Cocchiola, alza su voz para felicitar, nuevamente, a Maduro por la promesa –electoral, sin duda- de la construcción de diez plantas de tratamientos de residuos en el país. Una promesa, que de concretarse solo sería el cumplimiento de una añeja obligación incumplida y no un favor que se nos hace a los ciudadanos. Se felicita una quimera, que no tiene proyecto, ni siquiera determinación de las zonas donde se construirían tales plantas.
Esa tribuna debió ser usada, no para aplaudir ilusiones, sino para exigir y reclamar como representante de los habitantes del municipio Valencia, solución inmediata al problema de la Guásima, servicios públicos de calidad, atención al problema de contaminación del agua y tantas otras negligencias de Maduro y su desgobierno.
Alcalde, lo invito en nombre de los valencianos, a que efectivamente trabajemos juntos, a ser factor de la unidad, a que acompañemos la azorada cotidianeidad de nuestros ciudadanos y no distraer el objetivo 6 de Diciembre.
Los venezolanos tenemos suficiente experiencia en gestiones públicas ineficientes que buscan escudar sus fracasos inventado enemigos. Alcalde, vamos a hacer cosas, sin excusas, con creatividad, acompáñenos a la calle, oiga el sentir de sus ciudadanos que claman por una mejor Venezuela y una Valencia vivible y alegre.
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