La UCV ha sido y es el único bastión que la mal llamada revolución no ha podido conquistar. Recordemos que, en 1999, cuando Hugo Chávez Frías, recién electo Presidente de la República por abrumadora mayoría, impulsó los cambios constituyentes, -en plena luna de miel – elecciones que hacía, elecciones que ganaba – en el 2000, se encontró con la primera batalla perdida: su candidato a rector, el Prof. Nelson Merentes, (reforzado por toda la maquinaria docente pro-gobierno, sobrante de recursos), fue derrotado por el Prof. Giuseppe Giannetto, contando así con el primer fracaso revolucionario.
El régimen, sin perder tiempo en el 2001, a través de sus recién creados grupos de choque o comité de luchas populares (M28, UPV- lina ron, círculos bolivarianos, colectivos) ejecutó a plomo limpio la toma del Consejo Universitario. Desde ese día la Universidad Central de Venezuela se ha enfrentado a todo tipo de ataques: no sólo respecto a la integridad física de los representantes del Consejo Universitario, sino la más dolorosa de todas (y nunca vista en tiempos pasados) al lesionar el PATRIMONIO CULTURAL. Han intentado destruir murales, esculturas (María Lionza), inmuebles ( Edif del Rectorado, Aula Magna, Escuela de Derecho, FACES, Edificio de la FCU, etc), archivos documentales históricos (acta suscritas por José María Vargas), etc. Sin que esto fuera suficiente y viendo la voluntad indoblegable de la comunidad universitaria, utilizan al poder judicial y, a través del tribunal supremo de justicia (salas constitucional y electoral) y los tribunales laborales y los contenciosos, se dan a la tarea de asediar a nuestra Máxima Casa de Estudio. Sirvan de ejemplo estos casos: Ordenó la suspensión de las elecciones de Decanos, Rectores, Vice-rectores; dictó la prohibición de colocar puertas de seguridad (sitiada por el hampa); engavetó el recurso de nulidad de la Ley de Educación; ordenó multar y sancionar a todos los miembros del Consejo Universitario (incluyendo estudiantes) por no acatar la orden de modificar el reglamento de elecciones, violentando así la Autonomía Universitaria; ha reenganchado a “trabajadores” que fueron autores de delitos con las pruebas entregadas al CICPC (caso comedor); ha avalado expropiaciones e invasiones a terrenos de nuestra Alma Mater; otro tanto han hecho el alcalde jorge rodríguez, quién ha ordenado montar tarimas y realizar conciertos (en “tierra de nadie”), sin la previa autorización del CU; y la nefasta fiscalía que ha ignorado la centena de denuncias en las que se incluyen robos, asesinatos y violaciones dentro del campus.
A parte de lo enunciado tenemos el estrangulamiento presupuestario, que no es poca cosa, obligando al cierre de laboratorios, farmacia, no existen publicaciones, mucho menos recursos para la investigación. Es decir, incrustando la daga en el corazón de la Universidad, ello, sin hacer referencia a los sueldos de hambre a lo que estamos condenados quienes formamos parte de ella.
Para concluir, y por ahora, el día martes 03 de noviembre 2015, los secuaces chavistas-maduristas emitieron una aberrante solicitud ante la Asamblea Nacional de intervención a la Universidad.
La UCV, y todas nuestras Casa de Estudios Autónomas les ha tocado vivir una época difícil, peor o igual a las que en el pasado les tocó enfrentar con la realidad de su tiempo. Si bien los gobiernos y regímenes más temprano que tarde han sido sustituidos, la UNIVERSIDAD, continua vigente, y no ha nacido bota ni partido político alguno que la desvié de su espíritu creador.
“Esta casa que vence la sombra con su lumbre de fiel claridad, hoy se pone su traje de moza y se adorna con brisa de mar”