Los espermatozoides humanos nadan más rápido cuando se desplazan cerca de una superficie, una habilidad que podría ser resultado de una estrategia evolutiva de adaptación al sistema reproductor, según un estudio que publica hoy la revista Nature Communications.
EFE
El gameto masculino avanza gracias al movimiento de su cola, llamada flagelo, con un patrón helicoidal -rota alrededor de un eje y avanza al mismo tiempo en la dirección de ese eje-.
En animales acuáticos, los espermatozoides utilizan ese método para impulsarse sin restricciones a través del agua, pero en los animales con sistemas reproductores internos deben lidiar con diversas superficies que limitan su movimiento.
Para analizar su comportamiento en esas condiciones, David Simon y su grupo de la Universidad de Toronto han filmado a espermatozoides humanos nadando a una distancia de un micrómetro (una milésima parte de un milímetro) de una superficie de vidrio y han comparado su movimiento con otros gametos moviéndose con libertad en un líquido.
Sus observaciones revelan que los espermatozoides se “deslizan” sobre el cristal con una técnica distinta a la del otro grupo, lo que les permitía avanzar a mayor velocidad, y lo hacen con mayor celeridad cuando el elemento en el que están suspendidos es una solución viscosa que imita las condiciones del sistema reproductor.
Los científicos hicieron el mismo experimento con espermatozoides de animales bovinos, que en condiciones naturales se desplazan a través de trompas uterinas mayores que las humanas y, por lo tanto, tienen menos interacción con superficies.
Esos espermatozoides, al contrario que los humanos, nadan más lento cuando lo hacen cerca de un vidrio, lo que para los investigadores muestra que los gametos humanos se han adaptado a las condiciones de su sistema reproductor.