Un apretón de manos entre un sonriente presidente venezolano y su homólogo uruguayo selló en julio un millonario acuerdo de importación de alimentos, diseñado para combatir la escasez antes de las elecciones parlamentarias en el país petrolero, reseña Reuters.
Pero, de 267 millones de dólares acordados, el Gobierno socialista de Nicolás Maduro desembolsó en noviembre sólo una quinta parte, según la administración del presidente Tabaré Vásquez. Eso frenó los envíos uruguayos a Venezuela.
Exportadores del pequeño país sureño informaron que sólo un tercio de la leche y una décima parte del queso acordados fueron despachados a Venezuela hasta octubre, muy por debajo de las 235.000 toneladas totales pactadas de un grupo de alimentos.
La crisis de liquidez monetaria sabotea los esfuerzos de Maduro para llenar los estantes semivacíos con carne y medicinas antes del 6 de diciembre, cuando los votantes elegirán a los 167 diputados de la Asamblea Legislativa y a donde la oposición acude, por primera vez, como favorita y con la opción de destronar el dominio legislativo oficialista.
En el pasado, ofrecer bienes abundantes a precios por debajo del mercado le granjeó un fabuloso apoyo electoral a los gobiernos de Maduro y a los de su mentor y antecesor el fallecido Hugo Chávez.
Uno de los ejemplos más destacados ocurrió poco antes de las elecciones municipales de diciembre de 2013, cuando Maduro ordenó al Ejército ocupar una cadena de electrodomésticos y la obligó a reducir sus precios. Eso ayudó al triunfo del gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV).
En un eco de la estrategia, la televisión estatal transmite a diario reportes con la llegada de importaciones de juguetes, carne de cerdo y árboles de Navidad a las costas caribeñas de Venezuela, y promesas de funcionarios estatales de que la mercancía se venderá barata y llegará a todos.
“La familia lo demandó y aquí está”, dijo el vicepresidente Jorge Arreaza en noviembre, al tiempo que mostraba en la estatal Venezolana de Televisión (VTV) algunos de los 48.000 pinos de Navidad importados por el Gobierno.
En contraste, cinco fuentes que trabajan en los dos principales puertos de Venezuela dijeron que las importaciones se redujeron alrededor de un 60 por ciento hasta fines de octubre en comparación con el mismo lapso del año pasado.
La cifra de caída no sorprende una vez que el propio Maduro reconoció recientemente que el país miembro de la OPEP ha recibido un 64 por ciento menos divisas este año por el desplome de los precios del petróleo, principal fuente de ingresos.
El bajón ha minado su comprobada estrategia electoral de suministrar bienes asequibles a su gran base de votantes de escasos recursos, según analistas políticos locales.
La persistente escasez de bienes básicos que obliga a la población, incluidos los fieles votantes del “chavismo”, a hacer incontables horas de filas para comprar leche o pañales -entre otros bienes básicos- amenaza con erosionar la base de apoyo de los 16 años de gobierno socialista.
Deudas estatales
Con menos divisas entrando al país, el Gobierno de Maduro tiene poco margen de maniobra para cumplir a tiempo con los pagos comprometidos. Esto preocupa a importantes socios comerciales de Venezuela.
A Uruguay le pagó en noviembre los primeros 50 millones de dólares por las importaciones y se comprometió a enviar el dinero faltante “de forma paulatina”, dijo Ricardo De Izaguirre, presidente del Instituto Nacional de Leche, portavoz de uno de los sectores que participa en el acuerdo mencionado.
“Habíamos entendido que sería un sólo pago”, agregó por teléfono y explicó que mientras no lleguen otros desembolsos, los pedidos de pollo, arroz y soja uruguaya no embarcarán.
Uruguay no es el único país que aguarda pagos.
El ente que centraliza las importaciones del Estado, Corpovex, contrató unos 19.000 millones de dólares en compras este año, pero hasta octubre sólo había cancelado 6.115 millones, según un documento de la entidad visto por Reuters.
Corpovex mantiene deudas con 74 por ciento de las empresas que le despachan, dice el reporte interno fechado en octubre.
El Gobierno redujo en 2014 un 32 por ciento la venta de dólares preferenciales al sector privado para importaciones prioritarias, según data oficial. Y para este año, economistas estiman que la contracción ronda el 50 por ciento interanual.
Menos tráfico
En una mañana reciente en la bahía frente al terminal marítimo más importante del país, Puerto Cabello, cinco barcos esperaban para entrar.
“Hace dos años veías 25 buques. Esto no es ni la sombra”, dijo Rafael Piña, un trabajador de la terminal. “Las navieras han despedido gente porque bajó la actividad (…) No parece que estamos cerca de Navidad”.
De hecho, entre enero y octubre llegaron un 26 por ciento menos embarcaciones a Puerto Cabello que el año pasado, según datos de seguimiento de Thomson Reuters.
Además, los barcos que llegan son de menor calado y, a diferencia de años previos, las compañías están compartiendo los buques para agrupar pedidos más pequeños, según una fuente de una empresa internacional que moviliza mercancía a Venezuela.
La Guaira, el segundo puerto más grande ubicado a una hora de Caracas, recibió un 42 por ciento menos de mercancía en los primeros nueve meses del año en comparación con 2014, según los datos del administrador portuario estatal Bolipuertos.
Reuters solicitó sin éxito más información al ente estatal.
“Sólo está importando el Gobierno”, dijo un ejecutivo de otra naviera que transporta a puertos de la nación caribeña. “Pero si hace un año llegaba un buque cada 10 días con carga para el Estado desde Brasil, ahora arriba uno cada 25 días”, agregó bajo la condición de mantener su nombre en reserva.
Tras bambalinas, las gestiones para abastecer mejor el país antes de las elecciones han estado ocurriendo desde hace meses.
En junio, por ejemplo, el poderosos presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, y el ministro de Finanzas, Rodolfo Marco, viajaron a Brasil a reunirse con ejecutivos de la brasilera JBS, el mayor productor de carne del mundo.
Un trimestre después, en septiembre, los envíos de carne desde Brasil aumentaron ocho veces en comparación con el mismo mes de 2014. Pero las importaciones totales desde ese país en los primeros 10 meses de 2015 disminuyeron un 32 por ciento.
“El Gobierno quiere crear una sensación de abastecimiento pre electoral”, dijo Neidy Rosal, una diputada de oposición que solicitó a la Contraloría que investigue las masivas compras de entes públicos el mes pasado. “Pero esa comida no es suficiente y por eso la venderán en redes públicas”.
En la barriada 23 de enero, un bastión chavista en Caracas, el Gobierno repartió números casa por casa en una nueva modalidad de venta de comida que permitió a sus pobladores comprar pollo, pasta, arroz y leche baratos.
“Pero hace dos semanas que no han vuelto”, dijo Luisa, una vecina de 82 años.
Por Corina Pons