La pregunta acerca del futuro inmediato de Venezuela está en la mente de muchos ¿Qué pasará el día 7 de diciembre y en las semanas sucesivas? ¿y en Enero de 2106? ¿Será un Feliz Año el que viene?
Obviamente en buena medida la respuesta dependerá de los resultados de las elecciones parlamentarias del 6 de diciembre, algunos de los cuales son predecibles, a juzgar por las encuestas a escala nacional; no así los resultados a nivel local, por lo cual no es posible estimar adecuadamente el número de diputados que tendrá cada fuerza política.
Sin embargo, lo que pasará mañana y más allá, dependerá en gran medida de la reacción de las partes ante los resultados electorales, cualesquiera que estos sean.
Es posible imaginar que la reacción del oficialismo se parecerá a lo que ha venido siendo su actuación hasta el presente: agresión, descalificación y culpar a los demás de todos sus desmanes. Es posible incluso esperar acciones de represalia, como agudizar la crisis de abastecimiento de forma deliberada. Escasez ya terrible por causa de sus políticas y por su trágica incompetencia, la cual quedó una vez mas en evidencia al no poder realizar los Mega-Mercales anunciados el sábado 28 de noviembre, para intentar conquistar algún apoyo popular a última hora. Sería muy grave que parte de la reacción inmediata del régimen sea hacer pasar mas hambre a los venezolanos, empeorando adrede la ya terrible situación de desabastecimiento nacional, y acusando a la MUD por su osadía de ganar las elecciones.
De lo que no hay duda es que los resultados electorales agravarán las peleas internas del partido rojo, las contradicciones y confrontaciones aflorarán, lo cual tenderá a empeorar la situación de conflictividad del país.
Por otra parte, será muy importante la reacción de la Mesa de la Unidad Democrática ante los resultados y la gestión inmediata de su probable triunfo. Entre otras cosa debe saber administrar la posible frustración de aquellos cuya expectativa es contar con más de 112 diputados, es decir con la mayoría calificada de más de dos tercios de la Asamblea Nacional, lo cual no es imposible pero tampoco es para nada seguro. Y sobretodo la MUD debe poder manejar los impulsos inmediatistas de aquellos que querrán “tumbar a Maduro ya”, confundiendo la realidad política con sus deseos y queriendo imitar al régimen desconociendo la existencia de la contraparte.
Después que los ganadores celebren su triunfo, los perdedores digieran su derrota y a duras penas pasamos el período navideño, la crisis se intensificará y arremeterá con mayor ímpetu. El 2016 será un año muy difícil para Venezuela.
Es previsible que las fuerzas políticas sigan confrontadas y que la crisis económica y social se agrave, habiendo el régimen perdido la Asamblea Nacional pero estando aún en control de todos los demás poderes.
Las contradicciones entre jerarcas rojos y su enfrentamiento contra la nueva mayoría parlamentaria pueden desatar una crisis política y de gobernabilidad aún mas grave, ante la cual la MUD debe estar preparada. Será la prueba de fuego de la fortaleza de la unidad democrática, que hasta el presente ha sabido navegar las aguas turbulentas y tempestades que han azotado a Venezuela. Parte importante de la tarea de la MUD fue construir la unidad y ganar las parlamentarias, falta otra parte esencial, recuperar la democracia, la gobernabilidad, el bienestar y la tranquilidad del país, lo cual requerirá de una estrategia clara, liderazgo, organización, tiempo y paciencia; es decir de una extraordinaria habilidad política por parte de las fuerzas de la unidad democrática, con una visión de consenso y de largo plazo.
Viviremos tiempos difíciles, pero como dice la canción de José Luís Perales ¿Qué pasará mañana?:
“¡La noche está marchándose ya!”
“El tiempo va deprisa y ese día que soñamos vendrá”.
Christian Burgazzi
@cburgazzi
06 de Diciembre, 2015