Carlos Tablante: La rebelión de los votos

Carlos Tablante: La rebelión de los votos

thumbnailcarlostablanteEl deseo de superación siempre ha sido una de las principales características de los venezolanos: queremos progresar para que nuestros hijos y nietos tengan una vida mejor. El venezolano quiere ganarse la vida con su esfuerzo;  aspira a tener un trabajo fijo, seguro, de quince y ultimo; el venezolano quiere ser el mejor en lo suyo.  Es así en muchas empresas, aquí y afuera, donde solo se escuchan comentarios positivos de los profesionales y los trabajadores venezolanos: los más preparados, lo más comprometidos. Somos progresistas, emprendedores, innovadores. No nos conformamos, no nos rendimos.

Ese fue el venezolano que produjo la rebelión de los votos este 6D, ese es el venezolano que va a construir una nación nueva. Especial reconocimiento merecen los jóvenes que decidieron quedarse y luchar para recuperar su país.

Debemos tratar de hacer el diagnóstico correcto. Muchos compatriotas habrán votado con rabia – ¡cómo no!- frente a la destrucción y el gran saqueo sufrido por el país, por la estafa que fue la auto denominada revolución impulsada a realazo limpio por alguien que, cual super poderoso Don Regalón, dilapidó el patrimonio de todos. Sin embargo, la mayoría votó con fe en que un cambio era posible.





Es el comienzo de un largo camino que está lleno de retos. Hay que revivir la economía, apoyar a los empresarios que generan empleo y progreso, mejorar la macro economía pero sin descuidar la micro economía, los pequeños y medianos empresarios, los emprendedores. Hay que desarrollar una verdadera política de inclusión social, que haga viables y sostenibles las conquistas sociales alcanzadas y las que faltan. Hay que recuperar las instituciones.

El tema de la corrupción política debe ser uno de los primeros puntos de la agenda de la nueva Asamblea Nacional. El robo de los dineros públicos en los últimos años no tiene precedentes. Gran parte de la ruina nacional se debe a la ineficiencia del gobierno pero la mayor porción no fue dilapidada sino robada. Se utilizó a los pobres como excusa para enriquecer a una casta cívico-militar que no pensó sino en llenarse los bolsillos.

Venezuela no busca venganza, pero exige justicia. La corrupción atenta contra los derechos humanos y ocasiona hambre, enfermedades y la muerte.  El país no aguanta más impunidad.

Para ello es indispensable una reforma profunda del poder judicial. Es fundamental que la Asamblea Nacional recupere su función contralora y exija reducir los niveles de impunidad. La nueva conducción política debe ofrecer al país una hoja de ruta que tenga por brújula la Constitución Nacional, para dar vigencia a un verdadero Estado de Derecho y dejar atrás al Estado delincuente.

Gracias al pueblo venezolano que, habiendo perdido casi todo, mantuvo lo más importante: la esperanza y la voluntad.