El programa de Expediciones Nacionales Chinas de Investigación Ártica y Antártica (CHINARE) del Instituto de Investigación Polar (PRIC) acaba de estrenar, con un vuelo de pruebas, su primer avión propio de apoyo a sus misiones de exploración polar.
Según recoge hoy el diario oficial “China Daily”, que publica una serie de fotografías del aparato en vuelo y en tierra cerca de la estación Zhongshan, una de las cuatro bases científicas que China tiene en la Antártida, el aparato, bautizado como “Xueying 601” (“Águila de Nieve 601”), parece listo para entrar en servicio.
La aeronave, que comparte apodo con el helicóptero “Xueying” y el del único rompehielos científico que tiene en activo por ahora el CHINARE (el “Xuelong”, o “Dragón de Nieve”), es un avión de ala fija de fabricación estadounidense, un Basler BT-67, que se sumará así a sus recursos de apoyo para explorar el continente.
Hasta ahora los científicos chinos se desplazaban hasta la Antártida en aviones desde Chile, si van a la base polar Changcheng (“Gran Muralla”), la más cercana a Suramérica, o sobre todo a bordo del “Xuelong”, y en ocasiones utilizando su helicóptero “Xueying”, un Kamov Ka-27 de fabricación rusa.
Sin embargo, el BT-67, una variante del clásico avión de transporte estadounidense de doble turbohélice DC-3, permitirá a China tener mucha mayor autonomía en la Antártida, que se ampliará hasta unos 2.400 kilómetros (frente a los 350 que permite un vuelo del Ka-27 con el depósito lleno de combustible).
Aunque Pekín empezó a explorar la Antártida en 1984, hasta ahora no se había dotado de un avión adecuado para el transporte rápido de personal y carga en la zona. Entre sus bases polares de Zhongshan y Kunlun hay unos 1.300 kilómetros, lo que supone un viaje de unos 17 días en trineo mecanizado.
Tener un avión propio permitirá a China hacer mediciones de la Antártida que no se pueden llevar a cabo desde tierra ni con un helicóptero.
El BT-67 es un modelo que ya utilizan en las regiones polares entidades de otros países, como Alemania, Suráfrica, Canadá y Estados Unidos, ya que puede volar incluso a temperaturas de 50 grados centígrados bajo cero. EFE