“Me da tristeza, pero yo misma me tengo que dar fuerzas. Hay que echar pa’ lante. A mis 80 años hago de todo para poder subsistir y ayudar a mis tres nietos huérfanos”, fue el comentario de María González, enfermera jubilada de la Gobernación de Anzoátegui, reseña El Tiempo.
La octogenaria es enfermera jubilada del ambulatorio Brisas del Mar II de Barcelona. Desde el año 2000 recibe como pensión un salario mínimo al mes. En la actualidad es de 7.175,18 bolívares, ya que aún no le han cancelado el último aumento de 30% (Bs 9.648,18), efectivo desde el 1/11/15.
Ese monto es el que devenga 80% de los retirados del Ejecutivo regional, según cifras de la Asociación de Jubilados en Acción (AJA).
Cuando pensaba que tendría una vida tranquila, ha tenido que volver a trabajar. “Hago todo lo que puedo con mis manos. Empanadas, helados, tortas, agarro ruedos y pego cierres para poder subsistir. La situación me obliga”.
Aunque a la mujer también le pagan un bono de alimentación de Bs 1.500, aseguró que “esa miseria no me alcanza para comprar comida”.
“En la Clínica de los Trabajadores nos atienden, pero allí nunca hay medicinas y yo tengo tratamiento médico para controlar las subidas de glicemia y los dolores en las articulaciones que me quedó después de contagiarme de chikungunya”.
Agdemar Sabril, vicepresidente de la referida organización gremial, explicó que en la entidad hay cerca de 7.000 jubilados, de los cuales 5.300 dependen de la Gobernación. Durante sus años de servicio ellos aportan 3% de su salario y el patrono 4%, para tener acceso al Fondo de Pensiones.
“No es un regalo, es un derecho contemplado en las contrataciones colectivas que amparan a los trabajadores con más de 15 años de servicio en el gobierno regional y algunas alcaldías. Para los adscritos a los entes nacionales se requiere además, haber cumplido 55 años de edad en el caso de la mujeres y 60 los hombres”.
Desventajas
Otro que pensó que su retiro sería distinto es el electricista Rafael Cumana, quien en 2002 culminó su período como empleado de la antigua Dirección de Infraestructura y Mantenimiento de Obras (Dimo, actual Covinea).
Su subvención es de Bs 10.233, superior al salario básico actual. Percibe la bonificación alimentaria y cuenta con seguro médico y funerario.
Cumana tiene a su cargo a su esposa y otras cinco personas, entre ellas un hijo con discapacidad física. “Me la paso “matando tigres” en casas de algunos conocidos o empresas que me contratan para hacer reparaciones eléctricas. A mis 67 años trabajar sigue siendo una obligación”.
Afirmó que lo que percibe no es suficiente para cubrir sus gastos. “Mucho menos para garantizar el sustento de la familia en un país donde todos los alimentos suben a diario. Tengo que hacer colas en los supermercados y farmacias para poder comprar los productos a precio regulado. El dinero no me alcanza para terminar el mes”.
A pesar de su esfuerzo, los ingresos extras le sirven de poco. “No llega a ser una solución permanente. Gracias a Dios no tomo medicamentos y me siento bien de salud, pero esto que estamos viviendo no es justo”.
Señaló que a su edad es difícil conseguir un empleo formal y bien remunerado.
Sabril es otro ejemplo de la situación económica que atraviesan los jubilados. Se desempeñó como supervisor general en la Gobernación y siempre ha estado vinculado a la actividad sindical.
Tiene 67 años, es diabético e hipertenso. “Gasto entre 4.500 y 5.000 bolívares al mes en medicamentos y gano Bs 9.648,18. Cuando me jubilé me pagaban Bs 250.000 de los viejos y las medicinas costaban Bs 500. Me quedaba dinero para vivir con holgura”.
Para tratar su condición de salud, solicitó una cita con una cardiólogo en la Clínica de los Trabajadores. “Me dijeron que tengo que esperar para después del 15 de enero y de las seis medicinas que me recetaron no había ninguna”.
Para satisfacer “a medias” sus necesidades, tiene que asesorar cajas de ahorro y lleva la contabilidad a varias empresas. “Con eso gano el doble de la pensión, pero aún es insuficiente porque la inflación y la escasez de alimentos nos obliga a comprar en el mercado negro con sobreprecio”.
Consejo
Lejos de darse una vida de confort, Sabril asegura que desde hace tres años no se ha podido comprar ropa y su carro se ha ido deteriorando por falta de repuestos y de dinero para repararlo.
“Con la pensión no se puede vivir. Yo les recomiendo a los viejitos que no se jubilen y que trabajen hasta que el cuerpo aguante”.
Argumentó que con el retiro el trabajador pierde al menos, 30% de sus ingresos brutos mensuales, porque deja de percibir los bonos con incidencia económica, que en total suman Bs 7.375, lo que aunado al valor del cesta ticket vigente de Bs 6.750 y el salario básico de Bs 9.6.48,18, representan un ingreso de Bs 23.793,18.
Pedro Rojas fue mensajero motorizado en la administración pública. “En 2003 me retiré y en 2008 comencé a recibir la pensión, pero hace cuatro años tuve la necesidad de volver a trabajar. Me contrataron como vigilante diurno en la Cooperativa Opervise”.
Como sereno gana Bs 15.600 más cesta ticket. “Lo que recibo como pensión se va todo en comida. Me gasto 80% en la alimentación de la familia. Los jubilados no podemos independizarnos, no tenemos oportunidad de créditos”.
Consideró la alternativa de alistarse en un empresa privada, porque si acepta un cargo en la administración pública tendría que renunciar a la pensión o tomar el nuevo sueldo como complemento.
Deisy Márquez, presidenta de la Asociación de Jubilados y Pensionados del estado Anzoátegui (Asojupeanz), ratificó lo dicho por Rojas en cuanto a las limitaciones para retornar a un ente oficial.
“Solo los trabajadores de la Educación o Salud pueden continuar laborando para el gobierno y recibiendo la jubilación”.
Refirió que ha sido un clamor de los extrabajadores que se les garantice la seguridad social. “Los pensionados son personas de la tercera edad que requieren un trato digno. Una buena alimentación, seguro médico y acceso a los medicamentos de alto costo”.
Reclamó al Ejecutivo un trato igual al del personal activo. “Dimos nuestros mejores años al Estado, en cada uno de los cargos que nos tocó desempeñar y salimos sin nada”.
Fondo socorro
A través de la Caja de Ahorros de los trabajadores de la Gobernación de Anzoátegui, se creó un Fondo Socorro, para ayudar a los jubilados que requieren asistencia médica y medicamentos que no pueden costear con sus ingresos. Así lo informó el dirigente gremial Agdemar Sabril, quien exhortó a los afiliados a hacer uso de este beneficio.