El gobierno hace como el gato, o como el muchacho tremendo, o como el criminal, para los efectos es sólo un símil. En el primer caso, el gato hace la necesidad y la esconde porque no soporta su olor, y piensa que los vecinos tampoco; el zagaletón esconde su travesura y el criminal después de cometer el crimen, cualquiera que sea, esconde el cuerpo del delito. ¿Y porque hacemos esos símiles? Muy sencillo, Maduro desde 2013 viene financiando el déficit fiscal (gasto público) con dinero entregado por el Banco Central o directamente o utiliza izando el by pass de PDVSA, eso lo hemos escrito hasta la saciedad en muchos sitios, en mi página web, hay varios artículos que describen antecedentes, impactos de esa prohibida medida fiscal y monetaria, el uso indiscriminado del impuesto inflacionario, crea una inflación fuera de control, la que llamamos hiperinflación.
Bajo esa masiva monetización del déficit fiscal, la hiperinflación se convierte en un esquema de financiamiento del gasto del gobierno, la cual va creando condiciones de creciente inestabilidad, forzando a la economía a una violenta contracción; es lo que ha ocurrido durante 2014-2015, una hiperinflación de 370% con una contracción de la economía en -12%. Pongamos el ejemplo simple para comprensión de todos los que nos leen. Cuando constatamos que una canasta básica requería para adquirirse en diciembre 2015 unos 12 salarios mínimos frente a 1.2 salarios mínimos que se requerían cuando Maduro llego al poder en enero 2013, Ud. amigo lector podrá calcular que el promedio anual de inflación entre 2013-2015 es de 395% %; es decir una típica hiperinflación.
Aprovechemos para consignar al lado de la maquinaria creadora de dinero inflacionario descrito que la inflación es in estricto sensu un fenómeno político netamente monetario, producido por la impresión de dinero de manera explosiva por parte del Banco Central para financiar el gasto público lo cual implica drenar masivamente dinero sin poder de compra a los mercados para cubrir un determinado nivel de oferta de bienes en el mercado siguiendo la demanda de dinero del gobierno para financiar su descomunal déficit fiscal. Es esencialmente la hiperinflación. Para algunos analistas Venezuela no vive bajo -todavía- el impacto de una hiperinflación; pierdan cuidado, no tienen razón, para ellos la inflación es más un tema de costos y no de una oferta desbocada de dinero de alta potencia impreso por el Banco Central.
¿Pero qué fue lo que hizo el Presidente entre gallos y medianoche al reformar las leyes del BCV, y de la finanzas públicas y Presupuesto? Antes que la AN cambiara de autoridades, bajo ley Habilitante, el gobierno reformó la Ley del BCV en dos y media direcciones. En lo que a todo evento es una violación a la constitución, , la reforma de la Ley del BCV eliminó la potestad del Poder Legislativo de nombrar Presidente y directores del BCV. En una segunda dirección limita el poder de la AN, –el poder legislativo– eliminando la obligatoriedad de rendir cuentas ante ese poder por parte del Ministerio de Finanzas como el Banco Central.
Con sendos cambios en las Ley del BCV convirtió a esta institución, de una institución autónoma e independiente -ya había perdido poder monetario en la últimas cuatro reformas de su Ley- en una agencia financiera fiscal para aprovechar al máximo la maquina hiperinflacionaria; es decir, las impresoras de billetes y sus sistemas de digitalización monetaria. Con la reforma Maduro quiere evitar que la AN tenga que replantear la Ley del Presupuesto 2016 ya que su discusión y aprobación en noviembre pasado no se llevó a efecto, el Ministro de Finanzas quedo debiendo los parámetros fiscales, financieros y cambiarios de esa Ley Presupuesto para 2016.
Con ambos cambios en la Ley del BCV el gobierno trata de dar visos de legalidad a lo que viene haciendo desde enero 2013 cuando se hizo cargo del Poder Ejecutivo. Monetizando a discreción de las necesidades fiscales el creciente déficit fiscal que alcanza a finales del 2015 un 36-38% en términos del PIB, magnitud que nos explica la presión hiperinflacionaria que ha destrozado él poder de compra del bolívar, salarios, ingresos y ahorros de los venezolanos medios. Digamos que con ello incrementa la base de un gobierno forajido, de un gobierno sin carente de algún tipo de controlabilidad administrativa, política y económica. Algo así como un curioso caso de “dictadura fiscal y monetaria” el caldo de cultivo de la hiperinflación en curso. Maduro pareciera desligar a su gobierno del poder ejecutivo, a todo evento crear un gobierno de facto dictatorial.
EL supuesto central de Maduro, como el gato al principio de esta nota, busca con esa reforma de la Ley del BCV da marco jurídico y piso “legal” a lo que ha venido haciendo desde principios del 2013, monetizando el déficit fiscal y que ha llevado a la inflación venezolana a única hiperinflación del mundo, volviendo añicos literalmente al ingreso familiar y salario de los venezolanos, e incrementando los índices de empobrecimiento absoluto el cual ya alcanza a más de las dos terceras parte d la población. Todo ese proceso de empobrecimiento es causado por la criminal política económica que tiene en a la hiperinflación un mecanismo principal de financiamiento del déficit fiscal, el impuesto inflacionario.
La reforma de la Ley del BCV no se detiene en el cambio, de las reglas mencionadas, sino que fulmina norma positiva que obliga al Poder Ejecutivo a que las operaciones de crédito publico sean aprobadas por el Poder Legislativo (AN), reformando la Ley de Administración Financiera. En otras palabras, Maduro con la reforma de ambas leyes crea un punto financiero hiperinflacionario y la creación de un masivo impuesto inflacionario, del cual hay probamos al termino de 2015 una hiperinflación de 385%.
En esa reforma financiera se impone una modificación a la norma constitución al que asigna al Ejecutivo a cargo del Ministro de Finanzas la Presentación del Presupuesto nacional anual, para evitar que la Asamblea Nacional el Poder Legislativo, que es el ente que aprueba el Presupuesto Anual y lo convierte en Ley, para ello entrega la protestad, con la reforma de esa Ley, a la Oficina Central de Presupuesto dependiente del propio Presidente de la República. Todo un desaguisado financiero y fiscal que prepara el piso institucional bajo el cual el los ingresos y gasto fiscal pierdan el requerido por la Constitución, carácter soberano auditor y contralor que defina con forma de ley el ingreso y gasto fiscal, así como el déficit fiscal, es decir, los instrumentos de su financiamiento. El gobierno barre con estas atribuciones legales que define el Poder Legislativo que cuida de la Hacienda Pública en manos del Gobierno
Desde Enero de 2013 hasta hoy Maduro y su gobierno venían ejecutando lo que hoy pone en forma de Decreto Ley por via Habilitante, un mecanismo de autofinanciarse con la hiperinflación. Así compagina la reforma de la Ley del BCV, la Reforma Administración Financiera, la Ley del Presupuesto, un mecanismo administrativo -fast track- para utilizar dinero de base imprimido por el BCV para financiar el descomunal déficit fiscal que su gobierno ha creado en estos tres años. Al modificar las leyes que rigen la controlabilidad fiscal del gobierno (fisco) por parte del poder legislativo y la controlabilidad monetaria en poder de una institución autónoma e independiente como el BCV lo convierte -su reforma- en apéndice del gobierno (fisco) al mismo tiempo que rompe con el requerimiento constitucional de controlabilidad de la actividad monetaria del BCV por parte del poder legislativo.
De esa manera, Maduro impone un régimen fiscal y monetario forajido por cuarto elimina la controlabilidad sobre los ingresos y gasto fiscales expresadas explicítame te en la Constitución que prohíbe la monetización del déficit fiscal; es decir que impide al BCV financiar el déficit fiscal del gobierno. Es importante destacar que maduro venia violando esas leyes que hoy modifica via Habilitante, desde marzo 2013 y que explica ampliamente el marco de hiperinflación que alcanza a 380% para el 2015 y amenaza con doblarla durante el primer trimestre de presente año 2016.
Alexander Guerrero E. (PhD) Economía
@AlexGuerreroE
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