El “Chapo” Guzmán más vigilado en el penal del Altiplano afronta proceso de extradición

El “Chapo” Guzmán más vigilado en el penal del Altiplano afronta proceso de extradición

(foto Reuters)
(foto Reuters)

El capo Joaquín “el Chapo” Guzmán se encuentra otra vez tras las rejas del penal del Altiplano, pero esta vez las medidas de seguridad han sido reforzadas para evitar una nueva fuga, mientras se resuelve el proceso de extradición a EE.UU.

Un recorrido de Efe por las inmediaciones de la prisión de máxima seguridad de la que el líder del cártel de Sinaloa escapó el 11 de julio pasado por un túnel de 1,5 kilómetros confirma la puesta en marcha del operativo especial en el que participan policías federales, estatales y militares.

Una fuente de la Policía Federal dijo a Efe que la seguridad fue reforzada en los alrededores de la cárcel, ubicada en el central Estado de México, pero también en el interior, a donde el capo llegó el jueves por la noche en un helicóptero de la Marina procedente de la capital mexicana.





Entre las medidas adoptadas, detalló, está la presencia de un agente de seguridad frente a la celda del Chapo, capturado de nuevo el viernes en la localidad de Los Mochis, en el noroccidental estado de Sinaloa, cuando intentaba escapar de un operativo federal.

En las inmediaciones del Altiplano, los agentes federales hacen recorridos en dos camionetas y tienen una pequeña base a un lado del penal para turnarse.

Además, a unos 300 metros de la prisión fue instalado un retén militar, donde son revisados todos los vehículos.

En el área siguen las obras que lleva a cabo la Comisión Nacional del Agua (Conagua) en el sistema hídrico del Cutzamala tal como hace seis meses, cuando se fugó el narcotraficante con la ayuda de funcionarios del penal y gente de toda su confianza, entre ellos un cuñado.

Fuentes del Gobierno federal explicaron entonces que los sensores de movimiento instalados en la prisión estuvieron apagados durante semanas por las obras de la Conagua en las inmediaciones, ya que habían generado falsas alarmas.

Se desconoce si dichos sensores fueron conectados nuevamente, así como la zona de la cárcel en la que el Chapo fue recluido esta vez.

La zona desde la que escapó en julio pasado y donde están los delincuentes más peligrosos fue sometida a obras en septiembre. El suelo de las celdas fue reforzado con malla de acero y los muebles del baño también fueron cambiados.

En 2001 el narcotraficante se fugó de otra prisión de máxima seguridad en el occidental estado de Jalisco, a la que había llegado en 1993, pero entonces lo hizo en un carrito de lavandería.

Las autoridades mexicanas tardaron 13 años en capturarlo de nuevo y esta vez seis meses, algo que celebran todos los sectores de la sociedad.

Sobre el operativo que llevó a la captura aún hay interrogantes, entre ellas por qué la Marina informó de que había llegado a un casa de Los Mochis tras recibir una “denuncia anónima” que alertaba sobre la presencia de personas armadas.

En un comunicado daba cuenta de un tiroteo que acabó con cinco sicarios muertos, un marino herido y seis detenidos, y advertía de que Orso Iván Gastélum Cruz, jefe del cártel de Sinaloa en la zona norte, había logrado escapar.

Poco después del mediodía, el presidente de México, Enrique Peña Nieto, anunciaba la detención del Chapo a través de Twitter sin dar detalles del operativo, que no llegaron hasta la noche en voz de la fiscal general, Arely Gómez.

En la presentación del capo ante los medios de comunicación, Gómez aseguró que el operativo en la vivienda, que era vigilada desde hacía un mes, se llevó a cabo con la certeza de que Guzmán se encontraba allí.

Este logró escapar en medio del tiroteo por el drenaje junto con Gastélum, su jefe de seguridad. En algún punto subieron a la superficie y robaron un vehículo para escapar.

La alerta por robo permitió a las fuerzas federales ubicar a ambos delincuentes cuando circulaban en la carretera Los Mochis-Navojoa. A continuación fueron trasladados a un motel cercano a la espera de refuerzos.

Después fueron llevados en avión hasta la capital, donde fueron interrogados durante varias horas sobre la fuga del 11 de julio, así como la financiación y apoyo logístico del cártel de Sinaloa.

Según fuentes federales citadas por el diario La Jornada, Guzmán se mantuvo en silencio durante “largos lapsos” del interrogatorio, pero las respuestas obtenidas fueron integradas en las averiguaciones previas.

Sobre la entrega del capo a EE.UU., donde afronta numerosos cargos, la fiscalía explicó que no hay impedimento para ejecutar las órdenes de aprehensión con fines de extradición emitidas contra él y “mucho menos el inicio del procedimiento de extradición”.

Aunque sus abogados tramitaron los últimos meses varios recursos de amparo contra una eventual extradición, solicitada formalmente por Estados Unidos, algunos de ellos “fueron sobreseídos, mientras que otros siguen en trámite”, detalló.

Tras el escándalo desatado por la fuga de julio, al Gobierno de Peña Nieto, que antes rechazaba con vehemencia la extradición, parece no quedarle otra opción que enviarlo a EE.UU., aunque el proceso para concretarlo se prevé largo, por los tiempos establecidos en la ley. EFE