Cuando analizamos a los partidos políticos, estos sólo desean capturar la renta para “administrarla”, para enriquecerse y para controlar sus cuotas de poder a través de transferencias que deprimen nuestra economía con el pasar del tiempo. Los partidos del establishment carecen de trasfondo ideológico diferenciado: pertenecen todos a una misma corriente trasnochada.
La función del político venezolano como docente y como reflejo de una serie de valores aspiracionales se ha pervertido. La burda imitación de la supuesta viveza criolla es hoy lo que aparece en nuestros medios de comunicación, y es uno de los hechos principales que nos mantiene en la pobreza – todo ello para que el Socialismo (moderado o no) “se haga” necesario. Las propuestas que emanan del autodenominado bloque opositor no se diferencian de lo que ha venido promoviendo el actual régimen desde 1999; ni hablar de su actuar chabacano y soez.
Un pequeño repaso no exhaustivo del proceso electoral -campaña, votaciones y momentos postresultados- hace evidente una clara tendencia a continuar con lo que llaman «leyes decontenido social», manteniendo el único fin de reeditar nuevamente el mismo modelo de transferencias para someter al venezolano bajo la estructura burocrática de siempre – sólo que enmarcada, esta vez, en una administración mafiosa de color distinto.
Pocos días después de las elecciones parlamentarias, diferentes voceros “opositores” manifestaron que el camino a seguir son esas cacareadas «leyes de contenido social»: leyes que, irremediablemente, siguen generando un altísimo costo a los emprendedores y a la empresa privada, demoliendo aún más a nuestra economía y a nuestro porvenir. Pero ninguno de esos sujetos toca los temas vitales: el control de cambio, el control de precios, los criminales monopolios estatales, las confiscaciones y la virtual suspensión de las garantías económicas constitucionales, la monumental deuda, el delincuencial abuso de transferencias, el ilimitado poder que tiene el Ejecutivo sobre la renta petrolera… y un largo etcétera de asuntos, por mencionar sólo los de naturaleza macroeconómica.
Para muchos, esto ha significado una extraña sorpresa; pero, hablando de lo electoral en su sentido estricto, hay que recordar que, dentro de la gama de ofertas y de propuestas -en una contienda libre y saludable-, tiene que estar presente una clara contraposición entre distintos “modelos” – cosa que no sucedió (y no sucede) en nuestro caso. Aquí se vendió el mismo modelo decadente y caduco… se votó por desesperanza aprendida… se volvió al pasado por desesperación, y no por una propuesta atractiva de un futuro viable.
Lo necesario para nuestro país es la promoción de libertades, la creación de un sistema meritocrático y la generación de un ambiente de dignidad y prosperidad nacional. Por nuestra parte, en el 2016 seguiremos gestando pensamiento y soluciones, juntando talentos y uniendo esfuerzos para ascender hacia la Venezuela Futura, esa que estimula los valores que les permiten a las personas ser capaces de defender su vida, diversidad y propiedad.
@PZakh
Director General de Venezuela Futura