Un equipo de astrónomos liderado por Tanio Díaz-Santos, de la Universidad Diego Portales de Santiago de Chile, ha logrado observar la turbulenta actividad que vive la galaxia más brillante que se conoce en el Universo, en el proceso de expulsar la totalidad de su suministro de gas de formación estelar.
Los astrónomos, explica en un comunicado el Observatorio Austral Europeo (ESO), utilizaron el radiotelescopio ALMA situado en el desierto chileno de Atacama para estudiar el cuásar W2246-0526,
Los cuásares son galaxias distantes con agujeros negros súper masivos muy activos en sus núcleos, que arrojan potentes chorros de partículas y radiación, y el W2246-0526 es la galaxia más luminosa conocida.
Los investigadores decidieron escudriñar su interior para rastrear el movimiento de átomos ionizados de carbono entre las estrellas de la galaxia.
“Se hallaron grandes cantidades de este material interestelar en condiciones extremadamente turbulentas y dinámicas, desplazándose a través de la galaxia a una velocidad de dos millones de kilómetros por hora”, destaca Díaz-Santos.
Los astrónomos creen que este comportamiento turbulento podría estar vinculado al resplandor extremo de la galaxia, que descarga una luz equivalente a alrededor de 350 trillones de soles.
Esa luminosidad, explica el ESO, es alimentada por un disco de gas que es sobrecalentado al girar en espiral hacia el agujero negro súpermasivo en el núcleo de la galaxia.
La luz resplandeciente de ese disco, añade, no escapa directamente, sino que es absorbida por una envolvente y densa capa de polvo, que vuelve a emitir la energía como luz infrarroja.
La región circundante al agujero negro es así al menos cien veces más brillante que el resto, liberando una radiación intensa pero localizada que ejerce enorme presión en toda la galaxia.
“ALMA nos ha demostrado que la furiosa caldera en este galaxia está provocando un desbordamiento”, apunta Roberto Assef, también de la Universidad Diego Portales y líder de las observaciones con ALMA.
Según los científicos, de continuar estas condiciones turbulentas la intensa radiación infrarroja destruiría todo el gas interestelar de la galaxia, que puede madurar y transformarse en un cuásar más tradicional. EFE