La gravísima crisis financiera en que hoy se encuentra el país por la dramática caída de los precios petroleros, debe ser el aldabonazo que nos faltaba para reaccionar como sociedad y salir de una economía petrolera, mono exportadora y rentística, esa que produce épocas de esplendor aparente cuando sube el barril y que nos sume en penosas carencias cuando baja. Hoy día ningún país del mundo pone todos sus huevos en una misma canasta y la diversificación de su economía es la norma. Noruega, incluso no considera los montos petroleros entre sus ingresos ordinarios, sino que los acumula en un fondo para ser colocados y generar unos intereses que se reparten a la población para ayudar a costear gastos de salud, de educación y de vivienda. El hecho es que los nórdicos ven al ingreso petrolero como una lotería y no se confían entonces en contar con la seguridad de esos proventos para afrontar sus gastos ordinarios.
Al nuevo liderazgo le corresponde diseñar e implantar un nuevo modelo de desarrollo que diversifique los ingresos del Estado y eso pasa necesariamente por apoyar y alentar al sector privado, dándole seguridad jurídica primero que nada, restableciendo la confianza y presentando un plan económico que trace un rumbo moderno al país, estimulando sectores clave como la infraestructura, la vivienda, el turismo, la agricultura, la manufactura, la ciencia y la tecnología, las energías renovables, etc. Cierto es que a los hidrocarburos aún les queda una ventana de oportunidades y que todavía podemos esperar una recuperación de los precios en el mediano plazo; sin embargo, las circunstancias ambientales condenan a los combustibles fósiles, además es poco probable que en una estrategia de lucha por el mercado, los precios vuelvan a trepar alrededor de los US$ 100, lo que hace imperativo cambiar el modelo estatista, rentista, populista que hasta ahora hemos tenido, exacerbado hasta el máximo por este gobierno irresponsable y conformado por una pléyade de ignorantes.
La declaración pública del jefe de la bancada oficialista, aseverando que el rentismo petrolero se acabó y que ellos nunca pudieron dar el paso hacia una economía productiva debido a que el pueblo es analfabeta, no hace sino evidenciar que hasta estos sujetos extraordinariamente ignorantes reconocen que debemos sepultar al rentismo. El momento es crucial: o en Venezuela acabamos con el rentismo o éste terminará acabando con el país. Es hora de que el nuevo liderazgo tome la batuta.
Miguel Méndez Rodulfo
Caracas, 29/01/2016