Hace 24 años un 4F se produjo un madrugonazo militar contra un presidente democrático y constitucional. Esto sumergió a la sociedad venezolana en un largo paréntesis de neo populismo bajo el ropaje de una falaz democracia que terminó en un vulgar fascismo, muy particular, del siglo XXI, al servicio exclusivo de la insania exacerbada del culto perverso de la personalidad.
Los jóvenes de la generación del 28 inventaron la política e invocaron siempre la libertad, los intereses colectivos y el nosotros sobre el yo; ellos fueron los causantes directos del régimen democrático que imperó por ocho lustros bajo un pacto de unidad y estabilidad que aseguró la gobernabilidad y el progreso en los diversos órdenes. Sobresale así el gran Pacto de Punto Fijo, padre a su vez del Pacto de la Moncloa que trajo la democracia de vuelta a la madre patria, luego del nefasto franquismo.
La voluntad popular se pronunció con un claro mandato de cambio mediante la elección de una nueva Asamblea Nacional, sin embargo la reacción del oficialismo ha sido la de desconocer la soberanía popular contando temerariamente con su apéndice judicial conformado por magistrados mal designados que no reúnen los requisitos de sus cargos y jamás podrán anular a un órgano de elección directa y plural como es el Parlamento Nacional.
Es patético observar al gobiernito de Maduro dando tumbos y haciendo gala de su incapacidad supina para resolver la mega crisis creada por ellos mismos cuando decidieron destruir el aparato productivo nacional. Para encarar esta grave situación no cabe otra cosa que impulsar una Enmienda Constitucional, que permita celebrar elecciones presidenciales en diciembre de este año bajo la modalidad de periodos de 4 años con una sola reelección.
Cuando uno observa el horror de las cárceles dominadas por los pranes y sus secuaces alzados y disparando con armas de la Fuerza Armada, caemos en cuenta que si no pueden poner control a los delincuentes dentro de las cárceles, es difícil pensar que lo puedan hacer en las calles. El régimen degradó a Venezuela hoy vista en el mundo como la más violenta, corrupta y con la inflación más alta.
El reto es cambiar al régimen este mismo año constitucionalmente, con voluntad política y uniendo al país.
No más prisioneros políticos, ni exiliados!