El presidente de Eslovaquia, Andrej Kiska, instó hoy a los países comunitarios del este europeo a no alentar divisiones en la Unión Europea en materia de refugiados, poco antes de una cumbre en la que República Checa, Eslovaquia, Polonia y Hungría debatirán una estrategia propia ante la crisis migratoria.
Nota de prensa
“No hay duda de que una nueva división en Europa entre el Oeste y el Este sería perjudicial para Centroeuropa”, dijo Kiska en declaraciones que recogen los medios locales.
Los primeros ministros de esos países, que conforman el llamado Grupo de Visegrado, se reúnen hoy en la capital checa para intentar consensuar una política propia para detener la llegada de refugiados por la ruta de los Balcanes.
Kiska, que se ha distanciado de la política de mano dura en materia de refugiados de su Gobierno, indicó que igual que los países de Visegrado se han beneficiado de la UE, deben también soportar la responsabilidad común por el destino de la comunidad europea.
Los países de Visegrado, muy críticos con la propuesta de Bruselas de reparto de refugiados, consideran que Grecia no es capaz de proteger las fronteras de la UE, por lo que es necesario detener el flujo migratorio en Macedonia y Bulgaria.
“Esta bien tener una voz fuerte, pero es aún mejor tener socios fuertes”, indicó el jefe del Estado, según medios eslovacos.
La reunión de hoy en Praga se interpreta como un desafío a la estrategia comunitaria, impulsada por Alemania, de implicar a Turquía, a cambio de dinero, en la contención de la llegada de refugiados a Europa.