¿Qué le pasa compadre Juan? que lo noto preocupado, le preguntó Pedro.
-Es que el partido me encomendó la tarea de atender una reunión.
Y que tiene eso de raro, si tú te la pasas en eso.
-Bueno compadre, déjeme explicarle. El encuentro fue con un grupo de “Comacates”
¿De qué?…
– Un grupo de oficiales militares, conformados por Coroneles, Mayores, Capitanes y Tenientes de las Fuerzas Armadas Bolivarianas.
¿Y qué carajo hacia usted allí, compay?
-Tratando de buscar una salida frente a este régimen de Maduro.
Compadre, no me diga que se metió a conspirador.
El encargado de atender esa reunión por parte de mi partido, no pudo venir por estar atendiendo otras obligaciones y como la reunión era en Aragua, me designaron a mí para cubrir esa tarea. En principio yo creí que era con el sector militar para conformar un grupo de opinión democrática dentro de la fuerza armada. Pero, cuando me trasladaron al sitio de reunión con una capucha y lentes oscuros para no ver por donde me llevaban, pensé que el encuentro era para otra cosa.
No me equivoqué, después de rodar por casi una hora y cambiar de vehículo en tres oportunidades, llegamos a una casa con todos los vidrios ahumados y allí estaban Los Comacates armados hasta los dientes.
Me sentí más tranquilo, cuando comenzamos a hablar y vi que teníamos plena coincidencia en las críticas al régimen de Nicolás: autocrático, centralista, corrupto y represivo. Sin embargo, al plantear las salidas posibles frente a este régimen, los militares solo planteaban la posibilidad de un Golpe Ya…argumentaban que no se puede permitir que este gobierno continúe por más tiempo en el poder.
¿Y que pasó compay? …dígame porque me tiene en ascuas.
-Su esquema golpista era muy simple: que la sociedad civil salga a la calle a protestar y al producirse “los primeros muertos” por los enfrentamientos con los milicianos, la policía o la guardia nacional, ellos (Los Comacates) saldrían de sus cuarteles para tomar el poder.
Ingenuamente pregunté ¿Cuántos serían “los primeros muertos”? y de inmediato el comandante jefe del grupo, sin arrugar la cara, me contestó “mínimo 100”
Enseguida, agarré mi teléfono y por mis redes sociales de WhasApp, Twitter y Facebook consulté a todos los miembros de las organizaciones de la sociedad civil que hacen vida en la región. Al finalizar la consulta, cogí papel y lápiz y copié 50 nombres de compañeros dispuestos a sacrificarse por el país….para que no quedara ninguna duda, yo encabecé la lista.
Compadre usted se volvió loco.
Tú me conoces, no voy a llamar al sacrificio y hacerme el loco…mi familia al igual que todos los venezolanos merecemos un futuro mejor y si ello implica entregar la vida estoy dispuesto a ello.
¿Y que pasó después compadre?, dígame la hora, el sitio y la fecha para no quedarme por fuera.
Cuando le entregué la lista al Comandante, este preguntó dónde estaban los otros 50 “primeros muertos”…..y yo le respondí que cuales iban a ser los cincuenta oficiales que iban a morir por la Patria….lo lógico era que en esa conspiración los riesgos se corrieran a partes iguales.
-No ciudadano, dijo el Comandante Comacate, usted está equivocado, las victimas corren a cuenta de la sociedad civil, nosotros los militares nos encargamos de restituir el orden y el control del poder.
Que mantequilla, le dije, nosotros ponemos los muertos y ustedes toman el poder….no me joda comandante…..eso no pasa de ser “un quítate tú pa’ ponerme yo”. Allí, podrás entender, terminó la reunión y los uniformados ni se molestaron en traerme de regreso.
Compadre, dejémonos de vaina y no sigamos buscando salidas golpistas, porque seguro estoy que el remedio será peor que la enfermedad.