Evo Morales presentó una querella contra su ex pareja para que muestre en un plazo de cinco días al hijo de ambos que no aparece y a quien el mandatario boliviano había dado por muerto.
Por su parte, la madre del niño -detenida por un presunto caso de corrupción- dijo desde la cárcel que mostrará al niño a la prensa internacional, en el mayor escándalo que afronta el mandatario en los 10 años que lleva en el poder.
El caso se convirtió en asunto de Estado. Los ministros han salido a defender a Morales mientras la ex pareja, Gabriela Zapata de 29 años, sólo habla por medio de una tía desde una cárcel en La Paz adonde fue enviada el fin de semana en forma preventiva para que se no fugara del país mientras es investigada por enriquecimiento ilícito y tráfico de influencias.
“Nuestro presidente acude ante un juez del menor como cualquier padre de familia a efectos de establecer qué pasó con su hijo en estos ocho años”, declaró a la prensa Leny Valdivia, la ministra de Transparencia y Lucha contra la Corrupción.
El caso estalló días antes del referendo del 21 de febrero por una reforma constitucional que habría permitido a Morales postularse a un cuarto mandato en 2019.
En el fragor de la campaña, Morales compareció en televisión para confesar que Zapata fue su novia secreta con la que tuvo un hijo en 2007, pero dijo que el bebé falleció y nunca más volvió a tener contacto con la mujer.
Pero el lunes admitió que Zapata le había mentido sobre la muerte del niño después de que una tía de la mujer afirmara que el menor de casi 9 años está con vida y que siempre vivió con su madre.
Morales dijo que tampoco sabía que Zapata trabajaba como gerente de una transnacional china que se adjudicó millonarios proyectos del gobierno por casi 500 millones de dólares. El gobierno ha tratado de deslindar un supuesto tráfico de influencias de la ex pareja, militante del partido gobernante, sin título académico y quien se promocionaba públicamente como empresaria.
El vicepresidente Álvaro García reveló que la mujer usaba oficinas del Ministerio de la Presidencia, fondos públicos y un auto oficial para hacer “negocios privados”. El ministro de Defensa, Reymi Ferreira, declaró la víspera que Zapata paseaba por oficinas públicas con un certificado de nacimiento del hijo de Morales.
Morales, de 56 años, es padre soltero de dos hijos a quienes reconoció cuando ya eran adolescentes.
Según analistas el escándalo más otras denuncias de corrupción contra su gobierno precipitaron la primera derrota electoral de mandatario.
La atención se ha desviado hacia el menor y los opositores dudan que Morales no se haya enterado de la suerte de su hijo. Creen, en cambio, que busca esquivar el caso de supuesta corrupción. Las redes sociales están saturadas con chistes sarcásticos sobre el asunto.
“El país tiene problemas más profundos como una justicia desprestigiada y subordinada al poder político que está jugando su propio papel en este caso”, dijo a The Associated Press Carlos Cordero, analista y profesor de la Universidad Mayor de San Andrés.
Por este escándalo no hay ningún alto funcionario investigado y nadie ha renunciado. AP