Unos 90 centímetros de largo por 60 de ancho. Ese es el espacio físico con el que cuentan María, Juan, Pedro y Carlota al nacer. Solo eso. Ahí lloran y se enfrentan al mundo por primera vez. Juntos. No tienen otra opción en medio del déficit de equipos que existe en la Maternidad “Dr. José María Vargas” que obliga al personal a hacinar hasta cuatro neonatos en una incubadora.
Cada recién nacido tiene una patología diferente. Pero eso no importa. El contagio de infecciones queda rezagado ante la crisis. Entre 20 y 25 partos solo en la noche se atienden en la emergencia, relató Mariluz Polanco, enfermera de la sala de partos. Pero solo hay 10 incubadoras operativas que por lo general están en la sala de cuidados intermedios y en hospitalización. 15 equipos de estos están fuera de servicio por falta de repuestos.
Tampoco hay incubadoras de traslado ni bombas de oxígeno y por la falta de insumos y equipos muchas parturientas son remitidas. “No hay cómo ingresar a los pacientes ni a recién nacidos de cuidados especiales”.
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