El caos y la crisis del país, hacen pensar que la revolución bonita, las que nos conduciría por el camino de la Isla de la Felicidad, el socialismo del siglo XXI que acabaría con la desigualdad y la pobreza o el gobierno bolivariano que durante más de tres largos lustros nos prometió el paraíso, está a punto de desaparecer.
Como la hojarasca que se lleva el viento, la hojarasca ñángara, ese azote de múltiples tentáculos: desabastecimiento, altísimos niveles de precios, criminalidad e impunidad alarmantes,siembra del odio e implantación de la intolerancia ideológica, se la está llevando el tiempo.
Esa hojarasca que nos ha empobrecido bajo la filosofía marxistoide que la mejor forma de controlar al pueblo es convertirlo en un ser dependiente del Estado, se larga, con un saco vacío,puesto que los recursos ingresados a la Nación,más de un billón de dólares, han sido dilapidados y malversados como resultado de la ineficiencia y la corrupción.
Pero también se despide con otro saco, tan agujereado como el anterior, cargado de promesas incumplidas, de engaños y mentiras dejando atrás una nación destrozada, sin valores y un futuro incierto.
Adiós a la hojarasca ñángara. Esa hojarasca roja, se va, no quepan dudas. No podemos determinar la fecha de su partida con exactitud: si será este año, el que viene o sí podrá sobrevivir hasta el 2019.
Todo lo anterior se encuentra dentro de lo posible. Quizás lo menos deseable sea que pueda continuar el períodode destrucción por tres años más. Pero para ello el ejecutivo cuenta todavía con grupetesincondicionales en el alto mando de las FAN, entre los magistrados del TSJ y en la directiva del BCV. Los mismos que tienen la responsabilidad de alargar sus estertores en defensa de privilegios conculcados.
Adiós a la hojarasca ñángara. A la regaladera de petróleo a Cuba y otros países satélites. A los negocios fabulosos operando con divisas sobrevaluadas y a la sobrefacturación de las importaciones. A los controles de divisas para las empresas y los viajeros. A las expropiaciones sin compensación. A las extorsiones a empleados públicos mediante las listas infames.
Adiós a la hojarasca ñángara. Esa que declaraba días de duelo por la muerte de Raúl Reyes, ese bandido de las Farc, mientras negaba honores a expresidentes de la República. Esa que de manera canallesca acusaba al Cardenal Castillo Lara de estar confabulado en el asesinato de Danilo Anderson. Esa que alentaba tediosas cadenas televisivas para insultar a los adversarios y hacer propaganda oficial.
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