El millonario Donald Trump, favorito del electorado conservador para las elecciones de noviembre en Estados Unidos, alertó el miércoles al Partido Republicano sobre eventuales disturbios si no se respeta su liderazgo durante la convención nacional, prevista para julio.
AFP
Victorioso en las decisivas primarias en Florida, Illinois y Carolina del Norte el martes, Trump mantiene su marcha aparentemente imparable rumbo a la nominación republicana para las elecciones presidenciales de noviembre.
Sin embargo, este miércoles Trump dijo en a la red CNN que en caso de que el Partido Republicano pretenda frenar su candidatura mediante negociaciones en la convención nacional, podrán ocurrir “disturbios” y “cosas malas”.
“Creo que habría disturbios. Creo que habría disturbios, porque represento a una cantidad enorme, millones de personas”, declaró el polémico multimillonario.
Tras el retiro de Marco Rubio, humillado en su estado de Florida, los adversarios de Trump se redujeron a dos: el senador Ted Cruz y el gobernador de Ohio, John Kasich.
La dirección republicana sigue abiertamente obstaculizando el paso del magnate y apoyando un aspirante alternativo: primero fue Jeb Bush, luego Rubio y ahora el único que resta en carrera es Kasich.
La visión prácticamente unánime entre analistas es que Trump seguirá dominando las primarias, pero al dividir votos con otros dos aspirantes no tendrá posibilidades de llegar a los 1.237 delegados necesarios para garantizar la victoria en la convención nacional.
Kasich venció el martes la primaria de Ohio e inmediatamente divulgó una nota oficial a los electores republicanos asegurándoles que ninguno de los aspirantes lograría reunir los 1.237 delegados, y de esa forma la nominación sería resultado de una negociación en la convención.
– Problemas “nunca vistos antes” –
En la última semana, Trump pasó a repetir que su candidatura representó la llegada de “millones y millones” de nuevos electores al Partido Republicano, y que esa tendencia, expresada en sus victorias en las primarias, no puede ser ignorada por el partido.
“Estamos por delante de todos (los otros candidatos republicanos). No creo que alguien pueda decir ahora que no somos capaces de conseguir (la nominación partidaria) automáticamente”, comentó este miércoles.
El empresario, que nunca ocupó un cargo público, domina la campaña presidencial republicana apoyado en un estilo incendiario y una inesperada popularidad que atrae a millones de estadounidenses.
De acuerdo con Trump, sus seguidores están enfurecidos con un sistema político y económico que consideran que está diseñado para perjudicarlos.
“Son personas que nunca votaron antes, porque no creen en el sistema, o no les gustan los candidatos. Tienen 40, 50, 60 años y nunca votaron. Recibo personas que son independientes o demócratas”, aseguró.
“Por eso, si dicen ‘mira, lo siento, pero te faltan 100 votos’, aunque al otro le falten 500 votos, creo que tendremos problemas nunca vistos antes. Pienso que podrían pasar cosas desagradables, realmente”, dijo a CNN.
Trump aseguró que él mismo no estaría “al frente de una cosa así, pero pienso realmente que podrían pasar cosas malas”.
No obstante, Trump dijo que prefiere “no pensar en eso por ahora, cuando estoy ganando por un montón de votos”.
La tensión quedó en evidencia también cuando Trump adelantó este miércoles que no participaría del próximo debate previsto entre candidatos republicanos. Poco más tarde, el debate fue simplemente cancelado.
– Ventaja enorme, pero insuficiente –
Efectivamente, por el momento el conteo de delegados obtenidos es claramente favorable a Trump, que cuenta ya con 646, de acuerdo con un conteo realizado por la publicación especializada Politico.
Ted Cruz, el senador ultraconservador, aparece en un lejano segundo lugar, con 397 delegados. En el tercer escalón aún se sitúa el senador Marco Rubio con 169 delegados, aunque en la noche del martes anunció el fin de su campaña.
Con 142 delegados, Kasich aparece en cuarto lugar, pero en el caso de una convención negociada, su candidatura luce como una alternativa a ser considerada.
Cruz, el favorito de la derecha religiosa estadounidense, es también un enemigo declarado de la dirección del partido.
En este cuadro, el caudal de votos dejado por la salida de Rubio y el apoyo de la dirección partidaria a otro aspirante podría dejar a Trump ante la necesidad de sentarse a negociar en la convención partidaria, escenario que el millonario se propone evitar a toda costa.
Sería un caso clásico de una ‘convención negociada’, en que ninguno de los aspirantes puede imponerse por sí mismo.
Así, inicialmente los delegados votan en una primera ronda a los candidatos por los que fueron seleccionados. Los delegados de los aspirantes que ya no están en carrera no participan de esa fase.
Sin haber un ganador, se torna necesaria una segunda fase en que los delegados ya no están forzados a respetar su compromiso de apoyar a determinado candidato y pueden cambiar de voto a último momento.